Desplazamiento forzado en Chiapas: una herramienta de despojo territorial con respaldo estatal

Según señalaron desde el Colegio de la Frontera Norte, entre 2020 y 2021 se registraron casi 29 mil personas desplazadas en México.

La ONU documenta que el desplazamiento en Chiapas tiene antecedentes desde los años 50.
La ONU documenta que el desplazamiento en Chiapas tiene antecedentes desde los años 50.Créditos: Cuartoscuro
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Durante el coloquio “Desplazamientos, Trabajo y Cultura en Contextos de Violencia y Precariedad”, los investigadores Gabriela Merino Lara y Luis Jesús Martínez Gómez advirtieron que el desplazamiento forzado en Chiapas es una estrategia sistemática de despojo territorial, alimentada por la violencia, la impunidad y la paralegalidad.

Según señalaron desde el Colegio de la Frontera Norte, entre 2020 y 2021 se registraron casi 29 mil personas desplazadas en México, especialmente en estados como Michoacán, Zacatecas y Chiapas. En este último, la violencia afecta principalmente a pueblos originarios, quienes enfrentan conflictos por tierras, presencia de grupos paramilitares y crimen organizado.

La ONU documenta que el desplazamiento en Chiapas tiene antecedentes desde los años 50, vinculados a conflictos religiosos y megaproyectos como hidroeléctricas. Sin embargo, desde 2018 se ha intensificado la violencia en zonas como la selva lacandona y la frontera con Guatemala, donde se disputa el control territorial entre cárteles como Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.

En comunidades como Nueva Palestina, en el municipio de Ocosingo, grupos criminales han sometido a la población, utilizando tácticas que combinan violencia extrema, control civil y religioso. Además, han intentado incidir en procesos electorales locales. Según los investigadores, estos actores operan tanto desde la ilegalidad —con desplazamientos, amenazas y homicidios— como desde la legalidad, en complicidad con autoridades que facilitan encarcelamientos y siembra de delitos.

El desplazamiento, concluyeron, es una herramienta eficaz de despojo que no solo surge desde la violencia criminal, sino también desde estructuras del Estado a través del paramilitarismo y la negligencia institucional.