Según PETROIntelligence, el huachicol fiscal es la importación de gasolina y diésel a México sin pagar impuestos, contrabando que según datos del sector energético hace que tres de cada 10 litros de dichos combustibles, ya sea Magna o Premium, provengan de ese delito.
Por Matamoros, Tampico y Nuevo Laredo, en Tamaulipas, así como por Ciudad Juárez, Chihuahua, es donde la gasolina y el diésel ingresan de manera ilegal de Estados Unidos, de acuerdo con la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), y que provienen de refinerías cercanas a Houston y la frontera con México, aunque sin declararlas a las autoridades mexicanas ni pagar impuestos al cruzar las aduanas, por lo que se les considera huachicol fiscal.
Daños y pérdidas millonarias para México
El huachicol fiscal provoca tres afectaciones principales a la economía mexicana, pues disminuye la recaudación del IEPS, genera competencia desleal entre gasolineras y provoca daños a los autos cuando se trata de gasolina y diésel de baja calidad, por lo que representa un costo aproximado de 177 mil millones de pesos anuales, monto calculado a partir del volumen de ventas en el país y los impuestos aplicables.
Te podría interesar
Con las autoridades tomando ya cartas en el asunto y dispuestas a acabar con el contrabando de combustibles que les trae ganancias millonarias a grupos delincuenciales, las pérdidas fiscales acumuladas por huachicol fiscal entre 2018 y 2024 alcanzaron 809 mil 324 millones de pesos, que equivalen al doble de lo que costó la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco.
La maña en la importación ilegal de combustibles
Rafael Marín Mollinedo, titular de la ANAM, reconoció que “el huachicol fiscal es el contrabando de combustibles. Es la importación de combustibles a nuestro país sin pagar impuestos. El diésel y la gasolina sí vienen de las refinerías que están cerca de Houston y cerca de la frontera”.
Te podría interesar
Ah, pero además explicó cómo lo hacen, pues en declaraciones de julio de 2025 afirmó que los contrabandistas reportaban la carga como “aditivo para aceite combustible” y, posteriormente, cambiaron la denominación a otros productos químicos para ocultar su verdadero origen, lo que afecta tanto al mercado formal de hidrocarburos en México como a las finanzas públicas.
