Al remarcar que desde 2014 se aplica un impuesto a las bebidas azucaradas que ha demostrado eficacia para reducir su consumo y prevenir enfermedades, sin embargo, las versiones “light”, “cero” o “sin azúcar” actualmente no cuentan con un impuesto especial, critica El Poder del Consumidor, al señalar que “los edulcorantes no calóricos (ENC) no son una solución para el control de peso ni para prevenir enfermedades crónicas, y pueden representar riesgos adicionales para la salud”.
De esta forma se exhorta a que el Paquete Económico 2026 también incluya aumentos al costo de impuestos a las
bebidas que utilizan estos edulcorantes, cerrando la puerta a estrategias de “evasión”, garantizando “una política fiscal coherente con la protección integral de la salud”.
México mantiene una de las tasas más altas de obesidad y diabetes en el mundo. La ingesta de bebidas endulzadas -sean endulzadas con azúcar o con edulcorantes no calóricos- incrementa el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles y síndrome metabólico.
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De acuerdo a las proyecciones de la agrupación, “esta tendencia amenaza con neutralizar los avances logrados por el impuesto a las bebidas azucaradas, ya que los consumidores migran a productos que conservan el perfil de riesgo y que, de no gravarse, seguirán impulsando el mercado de bebidas endulzadas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2023, remarca que los edulcorantes no calóricos no ofrecen beneficios a largo plazo en la reducción de grasa corporal en adultos o niños.
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Por el contrario, su consumo habitual se asocia con mayor riesgo de diabetes tipo 2 con incrementos de hasta 23–34 por ciento en el riesgo; aumento en eventos cardiovasculares y mortalidad con riesgos entre 19 y 32 por ciento más altos de mortalidad por enfermedad cardiovascular y alteraciones en la microbiota intestinal que favorecen la intolerancia a la glucosa.
La propuesta del Paquete Económico 2026, de incluir estas bebidas en el IEPS y aumentar la cuota a $3.08 pesos por litro, acompañado de medidas compensatorias y de transparencia en el uso de recursos, no es regresivo: es una herramienta de equidad en salud, finaliza El Poder del Consumidor.