El reciente anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la implementación de un nuevo arancel al jitomate mexicano ha generado preocupación entre productores y consumidores. Este impuesto, programado para entrar en vigor el próximo 14 de julio, podría tener efectos devastadores en la economía agrícola mexicana y en los precios al consumidor estadounidense.
¿Cómo impacta la medida arancelaria a los productores de jitomate en México?
Ante la propuesta arancelaria del presidente estadounidense, los productores de jitomate en México han alzado la voz y es que debido a que, según cifras del sector, el 85% de los productores de jitomate en México son pequeños o medianos, y muchos carecen de los recursos necesarios para absorber los costos adicionales, esta medida pondría en riesgo la estabilidad de una industria clave para la economía mexicana y para la dieta de ambos países.
Actualmente, Sinaloa es el principal estado exportador de jitomates frescos o refrigerados hacia Estados Unidos, generando más de mil 66 millones de dólares anuales, lo que representa el 41.5% de las exportaciones totales del producto, según datos de la Secretaría de Economía. Un colapso de este sector afectaría directamente a miles de familias que dependen de esta actividad.
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Estados Unidos sufrirá efectos de impuestos al jitomate mexicano
Otro punto importante a considerar con respecto a esta medida, es que el impacto de esta política de Trump no solo se limitaría a los productores. De acuerdo con el Consejo Nacional Agropecuario de México, el arancel podría incrementar el precio del jitomate en Estados Unidos hasta en un 11.54%. Dicho aumento afectará productos derivados como ensaladas, cátsup y salsas de tomate, básicos en la dieta estadounidense y esenciales para la industria alimentaria.
Cabe señalar que Estados Unidos recibe el 99% de las exportaciones mexicanas de jitomate, lo que subraya la importancia de este comercio bilateral.
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En resumen, expertos consideran que la imposición de nuevos aranceles al jitomate mexicano no solo amenaza la estabilidad económica de los productores agrícola en México, sino que también afectarán el bolsillo de los consumidores estadounidenses, generando tensiones en la relación de ambos países. .