El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, ha conmocionado a Michoacán y al país. A un mes del suceso, la Fiscalía General del Estado de Michoacán, bajo la dirección de Carlos Torres Piña, ha revelado detalles cruciales sobre la investigación, incluyendo la vinculación a proceso de varios implicados y la compleja situación de los escoltas del edil.
La pregunta central que resuena es si la seguridad de Manzo falló por omisión o si hubo una implicación más profunda en el crimen.
Caso Carlos Manzo: Los avances en la Investigación
La investigación ha logrado importantes avances. El fiscal Carlos Torres Piña informó que "el día 28, el actor intelectual y que coordinó todos los operativos están vinculados a proceso". Este actor intelectual ha sido identificado como Jorge Armando, de quien se afirma que "hay las herramientas muy claras y precisas y todo el diagnóstico y las pruebas periciales, científicas y técnicas y jurídicas que le acreditan la responsabilidad como uno de los actores intelectuales".
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Además de Jorge Armando, se vinculó a proceso a "Asiel, quien es el que estaba al frente de los centros de adicciones donde en su momento estuvo Víctor Manuel y Fernando, estos menores de edad de 17 y 16 años que estuvieron involucrados con el asesinato del alcalde de Urapan". Estos menores son señalados como los autores materiales del crimen.
La controversial participación de los escoltas de Carlos Manzo
Uno de los puntos más delicados de la investigación es la situación de los escoltas de Carlos Manzo. Siete de los ocho escoltas que estaban a cargo de su seguridad también fueron vinculados a proceso. Sin embargo, el fiscal Torres Piña aclaró que la investigación en su contra "obedece a la omisión por comisión en cuanto a quienes les guardaban de su seguridad".
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El fiscal explicó que la omisión se debe a la falta de un protocolo adecuado de seguridad, evidenciado por permitir que "en tres ocasiones se acercara un menor de edad con una sudadera de gorro blanco y con manos en las bolsas de la propia sudadera". Esta situación "refleja que no se tenía el protocolo adecuado de la seguridad del primer círculo del alcalde".
Un hecho particularmente perturbador es que el arma utilizada para abatir al agresor fue la misma que el agresor usó contra Carlos Manzo. Uno de los escoltas "reconoce y acepta que lo hizo por las mismas circunstancias y condiciones y de acuerdo a las pruebas periciales de los casquillos y la huella balística, pues no hay duda de que fue la misma arma la que se utilizó tanto en seis ocasiones". El escolta argumentó que actuó "en la adrenalina y en el caos y las circunstancias que eh se veía que no podían este eh controlar ahí al agresor".
¿Estuvieron implicados los escoltas de Carlos Manzo en su homicidio?
Ante la pregunta de si los escoltas estaban coludidos, el fiscal fue enfático: "La investigación obedece a la omisión por comisión, es decir, a la responsable que ellos llevan al cuidar. En este caso, a la autoridad para el cual ellos están contratados, esa es la investigación que se tiene, no hay un tema adicional aparte de que se utilizó la misma arma". Hasta el momento, "no se ha encontrado un vínculo, un nexo, una conversación, una llamada, una triangulación con las líneas telefónicas" que sugiera colusión directa con los autores intelectuales.
Aunque se investiga la posible participación de más personas, el fiscal aclaró que "hasta el momento no tenemos alguna línea en esa lógica" que involucre a políticos o exalcaldes, aunque no se descarta ninguna posibilidad conforme avance la investigación, aseguró el Fiscal de Michoacán, Carlos Torres Piña con Manuel López San Martín, sobre el caso de Carlos Manzo.