Los tacos en México forman parte de la imagen central de la gastronomía en nuestro país, hablando de garnachas, claro. Sin embargo, últimamente se ha desencadenado una interesante conversación en torno a que, las salsas ya no tienen el mismo picor de antes.
The New York Time realizó un reportaje en donde se aborda este tema, donde el periodista James Wagner, pasó dos semanas probando salsas e indagó en una decena de taquerías, además de entrevistar a sus respectivos clientes y dueños, donde el hallazgo fue: las salsas ya no tienen el mismo picor que años atrás.
La gentrificación se traslada a los tacos
Por si no fuera ya suficiente la invasión masiva del turismo en México, y que ha traído polémicas bastante importantes, como lo sucedido a principios de este año en las playas de Mazatlán ante las quejas de visitantes extranjeros por música de banda; parece que la gentrificación ya tiene una víctima más.
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Según informó NYT, las salsas en muchas taquerías en la Ciudad de México han perdido poco a poco su picor, y esto se debe principalmente, porque muchos de los clientes son extranjeros no aguantan los niveles de picante.
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Así lo reveló, Gerardo Medina, quien dirige la ‘Taquería Los Amigos’, quien se dio cuenta que su pico de gallo generaba en sus clientes extranjeros caras rojas, enchilamiento, pero sobre todo, quejas.
Dijo que ahora se ha deshecho de los chiles, y sus salsas solo tienen tomate, ya que de esta forma, se atraen más clientes.
La pérdida de la identidad por el turismo
Aunque este puede parecer un hecho sin importancia, en los últimos años, sea reportado una pérdida de la identidad, debido al turismo masivo en las ciudades, y México no es la excepción al problema.
El paso a la mercantilización del patrimonio en nuestro país es un problema real, al cual no se le pone mucho énfasis, debido a que se maneja como un crecimiento económico, bajo el falso manto cosmopolita.
Pese a que muchas taquerías siguen haciendo sus salsas como si estuvieran en el mismísimo infierno, el hecho de que una parte bastante idiosincrática empiece a modificarse, no es buena señal.