La inclusión económica de las mujeres para impulsar su autonomía financiera y reducir brechas de desigualdad, defendió la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Marcela Guerra.
Lo anterior, a través de acciones y decisiones parlamentarias, señaló la también presidenta del Congreso de la Unión, al participar en la primera Reunión de Mujeres Parlamentarias del P20, que se lleva a cabo en Brasil.
Agregó que si a través de la aprobación de leyes se promueve el desarrollo de las mujeres y su inclusión laboral, en consecuencia habrá más ingresos en sus hogares y por ende, en la comunidad y a la postre, en los países.
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“Se va a contribuir al Producto Interno Bruto de nuestros países, se genera la autonomía económica, aumenta la autoestima, se genera riqueza especialmente en el hogar y se contribuye también a la riqueza con la fuerza laboral de las mujeres a nuestros países. Más trabajo significa más ingreso”, recalcó.
No obstante, pidió no perder de vista que a mayor participación laboral de las mexicanas, también se incrementan los riesgos de violencia en ese entorno, en la familia y la sociedad.
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Recordó que México cuenta con leyes específicas para combatir la violencia de género, asegurar una vida libre de violencia y contra distintos tipos de agresiones que son sancionadas en los códigos penales.
Dichas disposiciones han surtido efecto en beneficio de las mujeres, sin embargo, es necesario seguir avanzando en políticas de igualdad laboral y salarial, expuso Guerra Castillo.
“Seguir insistiendo en eliminar la discriminación no solo con las leyes, sino hacer valer la ley, invertir en programas de educación y capacitación laboral y de promoción al empleo”, dijo.
Como avance de las acciones en la materia, habló del programa de “producción dual” implementado en su entidad natal, Nuevo León, a imagen y semejanza de la estrategia de origen alemán, la cual consiste en favorecer el estudio en escuelas técnicas vocacionales y al mismo tiempo, capacitar para el trabajo.
Ese modelo, expresó, ha servido para empoderar a las mujeres, darles capacidades para ejercer un trabajo y con ello, promover su autonomía económica.
Otra herramienta central, agregó, es la educación financiera, cuyo propósito es ayudar a las mujeres a conocer el manejo de créditos y préstamos, administrar sus ingresos, manejar de mejor manera la economía familiar y en la medida de lo posible, incentivar el desarrollo de emprendimientos y sus propios negocios.
La finalidad de esas acciones, enfatizó, es dar a las mujeres capacidades laborales y económicas.
De igual modo, ejemplificó, en Nuevo León se ha retomado en parte el modelo coreano de horario flexible, que permite a las mujeres con hijos adaptar sus horarios para cumplir con su trabajo, llevar a los hijos a la escuela y avanzar con las tareas del hogar.
“La productividad es lo que genera riqueza y para ser más productivas tenemos que estar más capacitadas, así que hagamos lo conducente desde nuestros parlamentos”, convocó.
Sistema de cuidados
En tanto, la diputada federal de Movimiento Ciudadano (MC), Amalia García, manifestó que la autonomía económica de las mujeres necesita de cambios estructurales que les permitan salir adelante, sin quedar “atrapadas permanentemente en el hogar”.
Para ello, es preciso que se concrete el sistema de cuidados que reconozca plena y formalmente ese trabajo, que de acuerdo a cálculos, tiene un valor monetario equivalente al 27 por ciento del PIB nacional.
Se requiere que las mujeres tengan acceso a la autonomía económica a través de remuneraciones justas, contratos laborales estables, condiciones de trabajo seguras y libres de violencia y en suma, hacer realidad el trabajo decente.
Planteó que para cumplir esas condiciones, también es indispensable que los presupuestos nacionales tengan perspectiva de género.
“El Estado debe garantizar nuestro derecho, autonomía económica y al trabajo decente, a nuestro desarrollo pleno, desplegando un sistema nacional de cuidados”, insistió García Medina.