La organización Mexicanos Primero señaló que, en los últimos 27 años, 34.5 millones de niños, niñas y adolescentes han participado en las consultas infantiles y juveniles que cada 3 años organiza el Instituto Nacional Electoral con diversas instituciones, sin embargo en el sistema educativo nacional no existe una instancia que escuche la voz de las NNA y mucho menos que se integre en las políticas educativas.
Las niñas, niños y adolescentes han planteado participar en la elaboración de los reglamentos internos, ser tomados en cuenta en la escuela, ser escuchados por sus maestras y maestros, participar en los asuntos escolares que les atañen, tener más escuelas, poder expresas sus opiniones, mejorar la infraestructura escolar, tener baños limpios y más becas.
A pesar de la creciente participación de las niñas, niños y adolescentes y el reiterado llamado a participar y mejora los planteles educativos, en el único espacio dentro de la escuela que se les permite participar es en el Comité Escolar de Administración Participativa del programa La Escuela es Nuestra, donde tienen voz, pero no tienen voto.
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Incluso, solo pueden participar las niñas y los niños a partir del 4to grado de primaria, en un consejo compuesto por 6 personas, 5 adultos que tiene como funciones: Recibir y administrar los recursos asignados al plantel; realizar el diagnóstico y elaborar el Plan de Trabajo; ejecutar las acciones y acuerdos adoptados en la Asamblea Escolar; llevar el registro y comprobación de los gastos y rendir cuentas del uso y aprovechamiento de los recursos.
La organización señaló que una visión de estudiantes pasivos y no como protagonistas de su proceso de aprendizaje tiene un impacto negativo en la garantía del derecho a aprender y en la conformación de una ciudadanía democrática, la cual se aprende en la escuela y en procesos participativos dentro de la misma.
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Participar en la escuela significa reconocer a las y los estudiantes como agentes de su propio proceso de aprendizaje y fortalecer su autonomía para que aprendan por sí mismos. Conlleva la posibilidad de escuchar y tener en cuenta las opiniones de niñas, niños y adolescentes de acuerdo con el principio del interés superior de la niñez.