En este Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Data Cívica, alerta en su informe “Lo que sabemos sobre las violencias que viven las mujeres en México” que “los asesinatos de mujeres en general aumentaron 127% de 2006 a 2023, en el caso de homicidios por razón de género, en 2006, hubo 1.03 feminicidios por cada 100,000 mujeres en el país, y en 2023, esta tasa era de 1.38 feminicidios por cada 100,000 mujeres, un aumento de 34%".
En la última década ha aumentado la proporción de mujeres asesinadas por armas de fuego de 42.8% en 2013 a 61.3% en 2023, seguido por ahorcamiento (13%) y arma blanca (11.7%). La proporción de mujeres asesinadas por arma de fuego equivale a un incremento de 18.5 puntos porcentuales, más del doble de lo que vemos en el caso de los hombres (7.4 p.p.)
Aunque es más común que las mujeres sean asesinadas dentro de sus hogares, en los últimos diez años el porcentaje de homicidios en la vía pública ha aumentado tanto para mujeres como para hombres.
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La agrupación resalta por otra parte que “si bien el número de personas desaparecidas registradas en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) ha aumentado entre todos los grupos de edad, tanto para hombres como para mujeres, el aumento más grande ha sido más específicamente de mujeres adolescentes (de 10 a 19 años)".
En otro subro, en el ámbito de la política, las mujeres son más vulnerables a la violencia psicológica y sexual mientras que los hombres sufren más violencia física extrema (83% frente al 13% de mujeres). En ataques no letales, como amenazas de muerte y ataques armados sin víctimas fatales, la brecha de género es menor: 29% de las víctimas son mujeres y 65% hombres. La violencia no letal afecta más a perfiles específicos de mujeres políticas: el 60% de las integrantes de partidos políticos atacadas de forma no letal son mujeres, así como el 50% de familiares y el 43% de autoridades electas atacadas. Esto muestra una violencia diferenciada en función del género y el rol político”, remarca Data Cívica.
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Por otro lado, 1 de cada 5 mujeres indígenas en México ha sufrido violencia física en su relación de pareja más reciente, frente a 1 de cada 7 mujeres no indígenas. Además, las mujeres indígenas reportan mayores tasas de violencia sexual, económica y psicológica en sus relaciones románticas. Así mismo, la maternidad de mujeres migrantes e indígenas, está marcada por el estigma, la violencia institucional y el aislamiento social. Estas mujeres enfrentan mayores tasas de violencia obstétrica, incluyendo presiones para ser esterilizadas (13.7% frente al 9.5% de las no migrantes ni indígenas).
Data Cívica resalta que las migrantes internacionales enfrentan aislamiento severo, con el 22.6% reportando no tener redes de apoyo para cuidar a sus hijos en emergencias, cifra mucho mayor que las de las mujeres no migrantes (ENDIREH 2021).
En cuanto a la violencia institucional contra mujeres privadas de la libertad en México, ellas enfrentan importantes desigualdades de género y condiciones estructurales adversas. El 29% de las mujeres privadas de libertad se declara culpable de algún delito debido a presión o amenazas, 1.6 veces más que los hombres que se declaran culpables por la misma razón. Según la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL) 2021, el 61.3% de las mujeres detenidas no recibe información sobre sus derechos al momento de la detención, cifra mayor que la de los hombres (56%). La asesoría legal también es limitada: menos del 25% de las personas detenidas recibe este apoyo, siendo las mujeres indígenas quienes más carecen de representación adecuada (19.8%).
“Es indispensable entender cómo la identidad, el contexto en el que se da un asesinato asi como otras agresiones generan patrones de victimización distintos, como en los casos de feminicidio o los asesinatos de grupos étnicos y minoritarios. Este enfoque interseccional, requiere de más y mejores fuentes de información que incluyan, por ejemplo datos sobre orientación sexual o discapacidad y además garantice el llenado de campos ya existentes en las fuentes de información como el parentesco del agresor, pues hubo una disminución en el registro de variables como esta en el registro de personas asesinadas, pasando de 12% en 2005 a menos del 1% en 2023...
Los hallazgos visibilizan y dan claves para comprender distintos tipos de violencias abonando a la discusión e implementación de planes y políticas efectivas de prevención y erradicación como el Sistema Nacional del Cuidados, acciones en materia laboral que favorezcan la conciliación de la vida laboral y personal de las mujeres, centrar esfuerzos en la identificación, sensibilización y abordaje de las causas estructurales de la violencia feminicida, en el fortalecimiento de las Alertas de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) y en un enfoque en políticas de gobierno dirigidas no solo a la atención reactiva sino proactiva, con la prevención como eje central, utilizando evidencia rigurosa, intervenciones comunitarias y un compromiso renovado de las instituciones para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia”, finaliza Data Cívica en un comunicado.