Al cumplirse 50 años del golpe de Estado en Chile, el Subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación Alejandro Encinas afirmó que el gobierno de México construye lazos profundos en materia de políticas de verdad y memoria “en momentos en que los discursos fascistas amenazan a los países de la región”.
Durante un acto conmemorativo que se desarrolló en la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, el funcionario de la Secretaría de Gobernación dijo que las políticas de memoria son la primera línea de resistencia frente a los conservadores.
Indicó que el gobierno mexicano ha establecido acuerdos de cooperación para entregar pruebas de espionaje desarrollado por la desaparecida Dirección Federal de Seguridad a personas asiladas en México entre 1970 y 1980.
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Encinas Rodríguez dijo que a Argentina se entregaron 11 legajos, a Uruguay 8, mientras que, al gobierno de Chile, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo una primera entrega durante su visita a ese país.
Por su parte, el jefe de gobierno de la Ciudad de México Martí Batres destacó el legado del presidente Salvador Allende por ser un hombre leal a la democracia, consciente de la necesidad de llevar a cabo transformaciones sociales profundas y radicales.
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A pesar de los dolorosos acontecimientos en Chile, dijo, la esperanza de la transformación de los pueblos en América Latina por la vía pacífica continúa.
En tanto, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez consideró fundamental difundir la verdad de los hechos y avivar el recuerdo colectivo sobre las graves violaciones a derechos humanos que sucedieron a partir del 11 de septiembre de 1973 en Chile.
Recordó que según el Instituto de Derechos Humanos de Chile al menos mil 612 personas fueron desaparecidas; 3 mil 300 fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales; 38 mil personas consideradas opositoras fueron víctimas de prisión política o tortura y más de 200 mil se exiliaron de su país.
Añadió que, a la fecha, se calcula que hubo más de 40 mil víctimas directas de violaciones a derechos humanos durante esos años, más aquellas que tuvieron que abandonar ese país sudamericano.
Insistió en que, por ese motivo, es necesario mirar cada una de esas historias no sólo para comprender lo que sucedió durante esa época en el país, sino para comprender nuestra realidad actual como región y en lo individual.