La Arquidiócesis Primada de México aseguró que los albergues para atención a los migrantes que la iglesia católica tiene en todo el país se encuentran sobrepasados por el flujo sin precedente que se ha registrado en los últimos meses, por ello hizo un llamado a habilitar más espacios para la acogida de las personas en movilidad y también pidió a las autoridades otorgar visados humanitarios que les permitan seguir avanzando hasta su destino.
A través de un comunicado, advirtió que las diversas caravanas migrantes que se han desplazado por la frontera sur tienen como origen los conflictos generados por la inestabilidad política que termina en persecuciones a defensores de derechos humanos, las difíciles condiciones de vida, los altos niveles de violencia y la búsqueda de un mejor futuro para sus familias.
“Nuestro país es un lugar que ha vivido el fenómeno migratorio desde hace varios años, pero en los últimos años el flujo se ha incrementado de tal manera que ha generado una verdadera crisis humanitaria, a la que la Iglesia ha venido asistiendo a través de sus Casas de Migrantes atendidas por religiosas, religiosos y sacerdotes diocesanos, brindando servicios de alimentación, atención médica, primeros auxilios psicológicos, asesoría legal, entre otros”, apuntó.
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Actualmente agregó, las casas de asistencia a migrantes de la iglesia están sirviendo a miles de personas y se encuentran sobrepasadas, por lo que, a través de la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de México, a cargo del padre Juan Luis Carbajal, hicieron un llamado a los diversos miembros miembros de la Iglesia, comunidades parroquiales, agentes de pastoral y fieles que tengan las posibilidades, para que se sumen al voluntariado que se realiza en dichas casas; o bien, brindar ayuda económica o en especie, de acuerdo a las necesidades de estos centros.
Reiteró el llamado a las autoridades civiles, para agilizar los procesos legales para la estabilidad de las personas migrantes; otorgar visados humanitarios a fin de que puedan transitar libremente hacia su destino. Además de crear un mecanismo para valorar el derecho de asilo humanitario, antes de proceder a la deportación de las personas.
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Finalmente hizo un reconocimiento a los sacerdotes, religiosas, religiosos y voluntariado que se han mantenido fieles al llamado de Jesucristo, a la gran red que se ha construido junto a miembros de otras iglesias, organizaciones de la sociedad civil y de cooperación internacional para enfrentar este gran desafío.