Perseguido por la sombra de la inconstitucionalidad, el Senado de la República lleva a cabo la discusión del Plan B de reforma electoral impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el cual se prevé que sea probado en las primeras horas de la madrugada.
Valiéndose de todo tipo de argumentos, incluso con una botarga de dinosaurio para advertir que se pretende regresar a los tiempos del fraude electoral de 1988, la oposición ha intentado convencer a los senadores de Morena de votar en contra del proyecto.
Sin embargo, el grupo mayoritario ha mantenido una defensa férrea de la reforma, aunque su coordinador, Ricardo Monreal, perfiló su voto en contra reconociendo que algunas de las normas que se pretende aprobar vulnera la Constitución.
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Desencajado, Ricardo Monreal reconoció ante propios y extraños que asumirá las consecuencias de su voto, aunque, dijo, su posición personal no debería ofender a nadie, ya que sólo está buscando que se respete la Carta Magna.
En tanto, el senador del Grupo Plural, Germán Martínez, anticipó también su voto en contra de la reforma, con la cual, dijo, se llevará a nuestro país a una “caquistocracia”, con el gobierno de los peores.
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De igual forma, el senador por el PAN, Damián Zepeda Vidales, advirtió que la reforma es dañina para la democracia en nuestro país, pues parte de un odio al INE, al que se busca debilitar.
En tanto, la senadora por el PRI, Claudia Ruiz Massieu, destacó que esta reforma va en contrasentido a la democracia de nuestro país, pues sólo busca debilitar al INE y cargar los dados a favor del gobierno federal.
A las críticas se sumó el senador por Movimiento Ciudadano, Noé Castañón, quien llamó a los legisladores de Morena a actuar con valor, votar en contra de esta reforma y demostrar que su transformación no implica destrucción.
Por su parte, el coordinador del PRD, Miguel Ángel Mancera, reconoció que es necesaria una reforma electoral, pero no una que implique un retroceso de 30 años para la democracia de nuestro país.
Se prevé que durante el debate sea presentada una reserva para reactivar la llamada cláusula de “vida eterna”, a fin de evitar la desaparición de partidos como el Verde Ecologista y el PT.
La reserva, impulsada por el PVEM, busca que se celebre un convenio de distribución de los votos emitidos, a fin de que los partidos pequeños puedan mantener su registro, aunque no hayan alcanzado el tres por ciento de los sufragios.
La cláusula de “vida eterna” había sido eliminada en los dictámenes aprobados por las comisiones; sin embargo, tras una intensa negociación, los senadores del PVEM y PT lograron que volviera a incorporarse.