Quién sabe de dónde salieron o a quién se le ocurrieron, pero están ahí y lo han estado por tanto tiempo que decenas de generaciones han crecido con ellos y han hecho de todo para lograrlos o seguirlos al pie de la letra. Son mitos, ideas que adoptamos porque son políticamente correctas, porque así se puede vivir "bien" en sociedad o porque a través de ellos lograremos la armonía.
Pero lejos de ello nos causan ansiedad, frustración y limitan nuestra vida. Coartan nuestra libertad y nos encausan por caminos que no debemos recorrer. Hablemos de ellos, son 4, pero seguro que si nos ponemos a pensar encontraremos cientos de ellos en nuestro entorno.
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El dinero no hace la felicidad
Mientras que en la sociedad el medio de cambio sea monetario y no el truque, necesitamos el dinero, punto. ¿Cómo te sientes cuando no puedes pagar el teléfono, la luz, el agua, el alquiler, la colegiatura, etcétera? Ansioso, preocupado, frustrado y hasta enojado. No estás feliz. Y aunque hagas meditación, enfoques tu mente en lo inmaterial o te entretengas para no pensar en ello, ahí están. Son responsabilidades que debes cumplir. ¿Cómo te sientes cuando logras pagar todo eso? Como si te quitarán un enorme peso de encima. Viene la calma y por supuesto, te sientes bien, tranquilo y hasta feliz de tener dinero para pagar todo lo que necesitas y ¡claro!, si te sobra para darte un lujo, mejor te sientes. El dinero sí contribuye a nuestro bienestar y felicidad, ¡disfrútalo sin culpas!
Todos tenemos una media naranja
Esta idea me hace pensar que nacemos y vivimos incompletos, que somos una pieza de rompecabezas que necesita completarse para "ser". ¡No!, somos un todo desde que nacemos y nos vamos completando, desarrollando y evolucionando conforme adquirimos experiencias y vivimos la vida. Una pareja, así como los hijos, la familia y los amigos nos complementan, no nos completan. Dejemos ya a un lado esa idea romántica y limitante, y empecemos a vivir como lo que somos, un todo en armonía, compártelo con la persona que amas no porque te completa, sino porque te enamoraste de ella, así de simple. Y si esta relación no funciona, ten calma, vive tu duelo y espera, alguien llegará. No te lances a buscar porque eso solo te frustrará.
Hay que alcanzar el éxito
Para empezar ¿qué es éxito? Es un concepto relativo que la sociedad ha empaquetado en una sola definición: sobresalir, tener dinero, fama, escalar posiciones profesionales. No tiene por qué ser así, la vida no es una competencia en la que el ganador es quien llega más alto, ¡no! La vida es para vivirla como te plazca, siendo feliz con lo que haces. Si lo tuyo no es estudiar y colocarte en una empresa internacional, pues no lo hagas. Si en cambio, te sientes feliz dedicándote a la jardinería, a escribir, a pintar, a cocinar, no sé, algo que no requiera una larga carrera, pues hazlo. Haz lo que te haga feliz, no lo que dicta la sociedad.
Tratar de alcanzar el éxito solo nos frustra y nos estresa porque estamos en una competencia constante. Siempre queremos llegar más alto y la vida no es eso, la vida es ser feliz. Así que relájate y quítate esa idea de la cabeza.
Hay que perseguir la felicidad
La más común de todas. Cuando escucho esta frase inevitablemente me imagino que somos como eso galgos de las carreras que corren vertiginosamente tratando de alcanzar a la liebre y nunca lo logran. Llegan a la meta, pero no se sienten bien ya que la liebre nunca podrá ser atrapada, es solo una carnada. Así es como esta frase pinta a la felicidad, como una carnada que debemos perseguir hasta el final de nuestros días.
Vamos viviendo sin darnos cuenta de que la felicidad está a nuestro alrededor en todo, que podemos sentirla si nuestros sentidos estuvieran atentos. La felicidad está en todas las cosas, abre los ojos: tener vida es felicidad, pero lo damos por hecho; ver, oír, sentir, poder caminar, incluso la gente con alguna discapacidad suele apreciar más las cosas que quienes están, digamos, bien.
Sentir el sol en la piel, la lluvia, ver la noche, las estrellas; el aroma del café o el té, el calor de tu cama, el hecho de tener un techo, trabajo, familia. Hay infinidad de cosas materiales e inmateriales que nos hacen felices, pero no las vemos.
En nuestra carrera por alcanzar la felicidad iremos llegando al final de nuestra vida sin realmente disfrutarla. La felicidad se nos ha dado junto con la vida, olvida que debes ir por ella, ya está aquí y está al alcance de tus manos.
¿Qué otra idea conoces parecida? Compártela y comenta por qué no crees que sea real, me gustaría mucho conocer tu opinión.