El avance de la resistencia a los antimicrobianos (RAM), particularmente de las llamadas “superbacterias”, representa una amenaza creciente para la salud pública mundial y para la economía global.
De acuerdo con un estudio reciente del Centro para el Desarrollo Global, con sedes en Washington y Londres, estos microorganismos resistentes a los antibióticos podrían causar millones de muertes adicionales y pérdidas económicas globales de hasta 1.7 billones de dólares anuales para 2050.
Este análisis surge en un contexto preocupante: países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia han reducido sus programas de ayuda exterior, lo que podría afectar directamente los esfuerzos para contener la propagación de la RAM, especialmente en países de ingresos bajos y medios.
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La resistencia a los antibióticos complica tratamientos comunes
La RAM compromete cada vez más la eficacia de los tratamientos médicos. Las bacterias multirresistentes y panresistentes están provocando infecciones que no responden a los antibióticos convencionales, complicando intervenciones comunes como cesáreas, trasplantes, quimioterapias y prótesis.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la línea de desarrollo clínico de nuevos antimicrobianos está prácticamente agotada. De los 32 antibióticos en fase de desarrollo en 2019, solo seis fueron clasificados como innovadores. Además, la escasez de antibióticos afecta tanto a países desarrollados como en desarrollo, lo que agrava la crisis.
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El profesor Mohsen Naghavi, del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de EE.UU., advirtió: “Si no se toman medidas inmediatas, los medicamentos actuales dejarán de funcionar y una infección simple podría ser mortal”.
Costos sanitarios y económicos sin precedentes
El impacto económico de la RAM es alarmante. El informe proyecta que, en el peor escenario, China podría perder 722 mil millones de dólares anuales del PIB, Estados Unidos 295.7 mil millones, la Unión Europea 187 mil millones, Japón 65.7 mil millones y el Reino Unido 58.6 mil millones.
Además, las infecciones resistentes generan mayores costos hospitalarios, estadías más largas, tratamientos más caros y cuidados intensivos. Tratar estas infecciones cuesta el doble que aquellas con antibióticos eficaces.
Anthony McDonnell, autor principal del estudio, advirtió: “Si no se invierte ahora, millones morirán incluso en los países del G7. Tratar las infecciones bacterianas a tiempo salvará vidas y generará beneficios económicos a largo plazo”.