Si no te dan el Premio Nobel de la Paz, siempre queda la opción de crearlo tú mismo. Al menos esa fue la ruta que tomó el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien fue reconocido con el título de “Arquitecto de la Paz”, un galardón otorgado por la Sociedad Bolivariana de Venezuela… y cuyo primer ganador fue él mismo.
La ceremonia se realizó en el Museo Bolivariano de Caracas, como parte del aniversario 195 de la siembra de Simón Bolívar. Ahí, integrantes de la Sociedad Bolivariana destacaron la supuesta labor de Maduro en la “preservación de la paz”, razón suficiente para entregarle una estola, una medalla y nombrarlo presidente honorario de la institución.
¿Un Nobel alternativo hecho en casa?
El premio, hasta ahora desconocido y sin registros de ediciones anteriores, fue presentado como una distinción honorífica de alto nivel. Sin embargo, el detalle que no pasó desapercibido es que no existen otros galardonados, lo que convirtió el acto en una especie de ceremonia de autopremiación con protocolo oficial.
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Durante su discurso, Maduro agradeció el reconocimiento y lo vinculó directamente con el legado de Simón Bolívar, además de reiterar su narrativa sobre la defensa de la soberanía venezolana frente a presiones externas, particularmente de Estados Unidos.
El contexto no ayudó a que el momento pasara desapercibido. Apenas días antes, la líder opositora María Corina Machado fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz 2025, lo que generó una fuerte reacción del oficialismo venezolano, que calificó ese galardón como politizado y “manchado”.
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Desde el gobierno, figuras como la vicepresidenta Delcy Rodríguez cuestionaron duramente el Nobel otorgado a Machado, mientras el evento de Maduro desató una ola de comentarios irónicos en redes sociales, donde usuarios lo compararon con un “Nobel versión bolivariana” o un premio hecho a la medida.
Entre discursos, estolas y medallas nuevas, el episodio dejó una imagen difícil de ignorar: mientras unos reciben reconocimientos internacionales, otros optan por fabricar el suyo propio… y entregárselo sin competencia.
