La guerra que inició el 7 de octubre de 2023 fue un shock para la economía israelí”, advirtió Esteban Klor, titular de la Cátedra de Economía Política de la Universidad Hebrea de Jerusalén e investigador principal del Instituto Nacional de Estudios de Seguridad (INSS).
En entrevista, el académico resaltó una caída abrupta del Producto Bruto Interno, con un desplome del consumo, del turismo y una interrupción generalizada en el mercado laboral. “Fue un golpe sin precedentes recientes”, subrayó.
Durante un encuentro con periodistas latinoamericanos, Klor explicó que, antes de la ofensiva de Hamás, Israel gozaba de una economía estable: “Llegamos a la guerra con un PBI por encima de su tendencia, desempleo del 3 por ciento e inflación muy baja. Era una economía pujante y estable. Todo cambió en cuestión de días”.
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Según sus estimaciones, el impacto inicial fue inmediato: “El cuarto trimestre de 2023 registró una caída del 20 por ciento en la actividad económica”.
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“El país entró en shock. No se trató solo de un efecto psicológico: 300 mil reservistas dejaron sus empleos para ir al frente, el consumo se desplomó y el turismo desapareció prácticamente de un día para otro”, indicó.
El académico destacó que, aunque el turismo representa “solo alrededor del 3 por ciento del PBI”, su parálisis tuvo efectos visibles en los servicios, la hostelería y el empleo.
“El sector turístico prácticamente desapareció durante los primeros meses de la guerra. Hoteles vacíos, aerolíneas cancelando rutas y una ciudad como Jerusalén sin visitantes; era algo impensado para nosotros”, señaló.
