La Administración Federal de Aviación (FAA) anunció la apertura de una investigación a Boeing por el incidente ocurrido el pasado sábado con un avión 737-9 (MAX) de la aerolínea Alaska Airlines, del que se desprendió parte del fuselaje en pleno vuelo.
La FAA señaló que ha notificado formalmente a Boeing que está llevando a cabo una investigación para determinar si Boeing no garantizó que los productos terminados cumplieran con su diseño aprobado y estuvieran en condiciones de operar de manera segura en conformidad con las regulaciones de la FAA.
"Este incidente nunca debería haber ocurrido y no puede volver a suceder", dio a conocer el regulador en un comunicado.
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Varias compañías, como la propia Alaska, United Airlines o Aeroméxico, han suspendido algunos vuelos operados con esos modelos.
Tanto Alaska como United han reconocido que en las primeras inspecciones realizadas a sus aparatos han encontrado tornillos y otros componentes sueltos.
El aparato de Alaska Airlines que sufrió el incidente perdió a casi 5 mil metros de altura el panel con el que se había sellado un hueco diseñado para alojar una puerta adicional de emergencia, una medida habitual en aviones que realizan trayectos con poca densidad de pasaje.
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Este avión se vio obligado a volver a la ciudad de Portland, Oregón, de donde había despegado, pocos minutos después de alzar el vuelo y sin que se produjeran heridos graves.
Tras lo sucedido, la FAA inmovilizó 171 aeronaves 737-9 (MAX) de Boeing, lo que ya ha supuesto cancelaciones de numerosos vuelos.