El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, pronunció algunas palabras dentro del juzgado donde se celebró un juicio civil en Manhattan, Nueva York, buscando defender su caso, pero igualmente atacando al juez y a la fiscal e intentando convertir la jornada en un acto de campaña.
Trump se definió como “un hombre inocente” y calificó el caso de fraude financiero de sus empresas como “un fraude para mí”.
Su corto y caótico discurso fue interrumpido por el juez Arthur Engoron, quien instruyó al abogado del expresidente con un: “controle a su cliente”.
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La secuencia, como de película de humor, fue el cerrojazo de un juicio de tres meses que al final pueden marcar el final de la carrera de Trump como inversor y empresario en la ciudad donde nació y en la que forjó su perfil de magnate.
Durante la audiencia de este jueves, fueron los abogados del acusado los primeros en presentar sus alegatos de cierre.
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Iniciaron atacando a la fiscal general de Nueva York, Letitia James, quien junto a su equipo investigó durante tres años a la organización Trump, hallando que inflaban sus activos para pedir préstamos y bajaban su valor para presentar impuestos.
El defensor de Trump, Christopher Kise, dijo que James era deshonesta pues no contaba con evidencia que respaldara sus dichos. Calificaron sus alegatos como partidistas. “Ningún testigo entró en esta sala para decir que hubo fraude", atacó.
Trump dijo que James lo había perseguido para “postularse a un cargo”, refiriéndose a la fiscal general y su deseo de ser gobernadora, del cual desistió hace más de un año. Empero Trump siguió con ese argumento al decir: “la señora James me odia”.
Al final de la jornada, la fiscal James exclamó “que los ataques personales realmente no me molestan”. Dijo que en el juicio se presentaron las pruebas para calibrar “la profundidad y amplitud de la ilegalidad, el fraude que enriqueció personalmente a Donald Trump y su familia”.
Insistió que nunca se trató de política o una venganza personal, sino de “los hechos y la ley, y el señor Trump violó la ley”. Al continuar con su argumento, Kise dijo que los documentos centrales del caso, los estados financieros anuales de Trump que contienen los valores de sus propiedades, eran irrelevantes para los préstamos recibidos por el expresidente.
Aclaró que los bancos que prestaban a Trump no fueron víctimas y, por el contrario, se beneficiaron de los préstamos y durante el juicio esos banqueros calificaron al expresidente como “alguien confiable”.
El equipo de James destacó en sus argumentos de cierre que documentos internos y el testimonio de empleados de Trump eran prueba de que los estados financieros del expresidente habían sido inflados hasta en 2 mil 200 millones de dólares.
“Nueva York no permite tal exageración”, dijo el fiscal Kevin Wallace… “Es la ley”, remató. Wallace argumentó que el fraude era un modus operandi para la organización Trump, que se había beneficiado de préstamos generosos, incluso cuando atravesaba una crisis de liquidez.
El juez Engoron dijo que su decisión final llegaría el 31 de enero. Y al final agradeció a todos los empleados de la corte, en especial a las dibujantes de la sala, a las que recomendó “hagan un mejor trabajo de mi cara la siguiente vez”.