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En entrevista para MVS Noticias con Luis Cárdenas, Juan Pablo Arredondo, psicólogo y terapeuta y Pizu, Emilio Saldaña, analista de tecnología para la información, hablaron sobre impuestos a los videojuegos violentos: la nueva fórmula para frenar su consumo.
Los videojuegos en una era de IA
En medio del creciente debate sobre el impacto de los videojuegos violentos en la salud mental y emocional de jóvenes y adultos, expertos en psicología y tecnología analizaron los efectos de esta industria y la propuesta de imponer impuestos para limitar su consumo.
El psicólogo y terapeuta Juan Pablo Arredondo explicó que el fenómeno actual de los videojuegos va más allá del simple entretenimiento. “Hay una serie de transformaciones. A nosotros nos prohibían la televisión; hoy, a los niños se les castigan con no jugar. Es una representación de nuestra generación, pero con consecuencias más profundas”, afirmó.
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El especialista subrayó que los videojuegos no son intrínsecamente negativos, pero advirtió sobre los riesgos del uso excesivo. “El exceso es malo, el videojuego no es malo. El problema es cuando se convierte en un modo de vida, cuando hay evasión de responsabilidades, problemas de sueño, ansiedad, o incluso cuando se prefiere una vida virtual a una vida real”, señaló.
Qué papel juegan los videojuegos en una sociedad arraigada a la soledad
Arredondo hizo énfasis en la adicción y la dependencia emocional que pueden generar los entornos digitales: “Hay personas que prefieren estar en un hotel cinco estrellas metidos en el cuarto jugando, en lugar de salir a la playa. El gamer difícilmente reconoce que eso está afectando su vida”.
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Por su parte, Emilio Saldaña “Pizu”, analista de tecnología, mencionó que el panorama ha cambiado: “Pasamos de un modelo de desarrollo de habilidades en videojuegos, a uno donde se compran niveles, se hacen compras constantes dentro del juego. Esto afecta la experiencia y fomenta una dependencia económica”.
Pizu también advirtió que el verdadero riesgo no está únicamente en los videojuegos, sino en el ecosistema digital completo. “El fenómeno no es solo en videojuegos, es también en la inteligencia artificial. Se generan vínculos emocionales con entes que no tienen empatía. Hay casos de pedofilia, aislamiento y vulnerabilidad emocional. Crees que estás acompañado, pero estás más solo que nunca”.
Además, criticó cómo la tecnología se ha convertido en un refugio emocional: “Los humanos tenemos la necesidad de aprobación. Si no la recibimos, emocionalmente nos desmoronamos. Cuando un joven deposita eso en un personaje virtual o una IA, pierde el control de sus relaciones reales”.
Con una industria que mueve miles de millones de dólares al año, el debate sobre los videojuegos continúa. ¿Debería el Estado intervenir con impuestos? ¿O la solución está en una mayor conciencia colectiva?
