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En entrevista para MVS Noticias con Ana Francisca Vega, Luis Miguel González, director editorial de El Economista, nos compartió su análisis sobre la decisión del gobierno de Estados Unidos de ordenar a Aeroméxico y Delta que pongan fin a su acuerdo de colaboración.
De acuerdo con el analista, este cambio no solo afecta a las aerolíneas, sino que también tiene repercusiones en las operaciones del transporte aéreo, que diariamente conecta a ambos países con aproximadamente 900 vuelos.
"Lo que dice el Departamento del Transporte de Estados Unidos es que no quieren que siga funcionando la alianza en los términos que se ha manejado hasta ahora.”
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Esto sugiere que hay mayores inquietudes sobre la competencia y el control del mercado aéreo.
A pesar de la orden, Aeroméxico ha intentado minimizar el impacto en su relación con Delta, indicando que su operativa seguirá funcionando. “Delta posee el 20% de Aeroméxico, así que los programas de viajero frecuente y algunas rutas continuarán.” Sin embargo, la situación puede transformarse a medida que se redefinan las reglas del juego.
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Desafíos adicionales de la separación de Aeroméxico y Delta
Además de la interrupción del acuerdo, Luis Miguel resaltó que “este contexto es relevante, considerando que están corriendo los 90 días para que México resuelva barreras no arancelarias.”
El analista advierte que esto podría ser un primer paso de Estados Unidos para intervenir también en temas de regulación más amplios, incluyendo la seguridad y la competencia en otros sectores.
Luis Miguel concluye: “Hoy estamos hablando de transporte, pero en cualquier momento van a dar algún aviso sobre piratería y regulaciones sanitarias.”
Esto sugiere que la presión de Estados Unidos podría extenderse más allá de la aviación. Los cambios en la regulación del transporte aéreo son una llamada de atención para Aeroméxico y Delta. Con 900 vuelos diarios entre México y Estados Unidos, el futuro de esta alianza es incierto.
