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En entrevista para MVS Noticias con Pamela Cerdeira, Martha Bárcena, embajadora eminente, habló sobre: ¿Qué tan exigentes deben ser los nombramientos de embajadores de México?
De acuerdo con Bárcena, en administraciones anteriores los nombramientos políticos representaban alrededor del 30%, mientras que actualmente se estima que alcanzan cerca del 60%. Esto, señaló, marca una diferencia importante, ya que se desplazan a diplomáticos de carrera que han seguido un estricto proceso de formación y evaluación dentro del Servicio Exterior Mexicano.
La embajadora recordó que la Constitución otorga al presidente la facultad de nombrar embajadores y cónsules, siempre con ratificación del Senado.
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Sin embargo, la Ley del Servicio Exterior establece requisitos específicos para quienes ingresan y ascienden en la diplomacia, como ser mexicano por nacimiento, no tener antecedentes penales, contar con licenciatura, dominar varios idiomas, entre otros. Estos filtros, explicó, garantizan experiencia, disciplina y profesionalismo en la representación internacional.
No obstante, Bárcena asegura que "lo que estamos viendo ahora son designaciones que no cumplen esos requisitos, tanto a nivel de embajador y de cónsul general como a nivel de cónsul de carrera y muchas veces a nivel de empleados en el rango de primer secretario, segundo secretario, etcétera".
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"Entonces, todas estas leyes pues literalmente las están haciendo a un lado, no las están siguiendo", agregó.
¿Qué propone la iniciativa de Rubén Moreira?
Sobre la iniciativa legislativa de Rubén Moreira, Bárcena explicó que busca establecer límites a los nombramientos políticos, siguiendo ejemplos de países como España o Brasil, donde existen topes específicos para designaciones externas a la carrera diplomática. En algunos casos, dijo, el máximo permitido es de 10%.
"En muchos servicios exteriores del mundo, inclusive el brasileño, el español -el francés cambiaron las cosas un poco-, el inglés, sí está reglamentado que no se pueden, hay un tope a los nombramientos políticos, y otros que dicen explícitamente que no se pueden nombrar embajadores a quien no tengan una carrera diplomática", señaló la embajadora eminente.
Si bien la ley mexicana ya regula los procesos de ingreso y ascenso, no impide directamente que el Ejecutivo designe embajadores sin trayectoria diplomática. La iniciativa, en ese sentido, podría ser un paso para fortalecer al Servicio Exterior Mexicano y garantizar que los cargos de alta responsabilidad recaigan principalmente en funcionarios con experiencia comprobada.
"La ley del servicio exterior dice, aparte de cumplir todos estos requisitos, que cuando haya un puesto vacante a nivel de embajador, el secretario de Relaciones Exteriores someterá a consideración del presidente unas propuestas con base en la antigüedad, experiencia y conocimientos de miembros del servicio exterior, y que cuando no haya candidatos embajadores pueden ser ministros", expuso Bárcena.
"Ahorita están nombrando hasta primeros secretarios, O sea, la ley la están violando un día sí y otro también. Entonces, lo primero sería respetar esta ley y después ver si todavía esa ley puede ser más estricta para rescatar a este servicio civil de carrera, que parece que lo quieran destruir", indicó.
¿Por qué la experiencia diplomática es clave?
Bárcena subrayó que la diferencia entre un embajador de carrera y uno político radica en la formación acumulada a lo largo de los años. La experiencia en negociaciones, la capacidad de reacción en contextos complejos y el conocimiento de la Convención de Viena son elementos que solo se adquieren dentro del servicio profesional.
"Por más conocimientos académicos que tengas, solamente la experiencia te forma como diplomático. Cómo saber reaccionar en momentos complejos, qué decisiones tomar, cómo presentar la información. Y esa experiencia en un servicio civil de carrera, como es el diplomático de todos los países, implica también disciplina", aseguró Martha Bárcena.
A diferencia de países como Estados Unidos, donde las embajadas cuentan con amplias estructuras que sostienen a los embajadores políticos, México no tiene ese margen. Con embajadas más pequeñas, un error del titular puede tener consecuencias directas y graves. Por ello, la embajadora insistió en la necesidad de proteger el servicio diplomático como una institución construida a lo largo de la historia independiente del país.
