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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias, Celeste Rodas de Juárez, periodista, explicó cómo una familia venezolana es separada tras allanamiento de su domicilio por agentes de ICE.
Las historias de separación familiar en Estados Unidos están alcanzando un nivel alarmante. Recientemente, una madre habló sobre su experiencia desgarradora al ser separada de sus hijas tras ser detenida en un centro de detención familiar. "Nunca fue a corte, la llevaron a un centro de detención y a sus niñas a un albergue", compartió la mujer, cuya situación es un reflejo escalofriante de una realidad que viven muchos latinos en el país.
¿Cómo es la realidad en Estados Unidos?
La comunidad latina enfrenta el temor diario de ser separados de sus seres queridos. La madre mencionó que, después de ser desplazada, solo le permiten hablar con sus hijas una vez por semana. “Recibo muchas llamadas de gente aterrorizada”, afirmó la mujer,
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La situación se vuelve más pertinente cuando observamos otros casos similares. "Una mamá fue detenida en una autopista y no volvió a ver a su hijo hasta un mes después”, relató. Estas separaciones son la nueva normalidad para muchos, que lidian con la incertidumbre y el miedo constante a perder a sus familias. “Si te va bien, un familiar puede recoger a tus hijos. Si no, quedan desamparados”, señaló.
Asimismo, mencionó que este tipo de realidades despiertan preocupaciones sobre el impacto psicológico que estas separaciones tienen en la infancia y el bienestar familiar.
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El miedo de los migrantes
En un entorno donde el miedo puede paralizar, muchos optan por el silencio. La madre reveló que le costó mucho tiempo autorizar la publicación de su historia. "No quieren dar su nombre, no quieren mostrar su rostro”, explicó, dejando claro que el temor a represalias es mayor que la necesidad de compartir su historia.
Este caso es solo un ejemplo de las luchas que enfrenta la comunidad latina en Estados Unidos. Las prácticas de separación familiar en el contexto de la inmigración han generado un clima de desconfianza. "Son pocos los que vencen el miedo y quieren ponerle nombre y apellido a su historia", lamentó.
