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En entrevista para MVS Noticias con Adrián Jiménez en ausencia de Pamela Cerdeira, Ana Paula Ordorica, periodista, analista de la relación México–Estados Unidos, habló sobre la riqueza que Donald Trump y su familia han acumulado desde su regreso a la Casa Blanca.
En poco más de 200 días desde su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump y su círculo cercano han generado alrededor de 3,400 millones de dólares en ganancias vinculadas directa o indirectamente a la presidencia, según un artículo de David Kirkpatrick en The New Yorker. Esta cifra refleja un cambio en la manera en que el expresidente estadounidense y su familia aprovechan el poder político para impulsar sus negocios.
Durante su primer mandato, la Organización Trump basaba buena parte de sus ingresos en licenciar su nombre para proyectos inmobiliarios y hoteleros, capitalizando la popularidad del exmandatario por su programa The Apprentice. Sin embargo, en esta segunda etapa, la estrategia ha evolucionado hacia la apertura de nuevos negocios, incremento de tarifas y alianzas internacionales que han multiplicado sus ingresos.
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"Trump llega esta segunda vez a la presidencia con deudas legales enormes, como bien sabemos, pues la cantidad de demandas a las que se ha hecho acreedor desde que estuvo en la primera presidencia ha implicado pues cuotas de abogados y todo lo que eso implica enormes, y luego su nombre perdió valor y tenían urgencia de liquidez. Y ahora que han regresado a la Casa Blanca, pues vaya, que le han dado, ahora sí que como se dice coloquialmente, vuelo a la hilacha", informó la especialista.
Uno de los ejemplos más visibles es Mar-A-Lago, su club privado en Florida, que pasó de cobrar 100 mil a un millón de dólares por la membresía, además de ser escenario de eventos políticos, cenas con donantes y reuniones con mandatarios. También ha firmado acuerdos en el Golfo Pérsico que superan los 100 millones de dólares, y recibió como obsequio un avión Boeing 737 de origen árabe.
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El negocio más lucrativo hasta ahora proviene del sector de criptomonedas, con la creación de la empresa World Liberty Financial por sus hijos Donald Jr. y Eric Trump. Este proyecto ha atraído inversiones de alto perfil, incluyendo fondos de Emiratos Árabes Unidos y del empresario chino Justin Sun, además de lanzar criptomonedas con el nombre de la familia.
"Mar-a-Lago se ha convertido en esta especie de Casa Blanca de fin de semana, en donde, si antes la cuota para ser socio de Mar-a-Lago costaba 100 mil dólares, ahora ya la subieron a un millón de dólares. Y, además, ahí ha hecho cenas, reuniones, ha invitado a donantes, su campaña gastó millones de dólares para hacer eventos ahí", indicó Ordorica.
"Y ahora, ya como presidente, han hecho varios eventos donde Trump ha recibido a mandatarios. Incluso antes de que regresara a la Casa Blanca, pero ya como presidente electo, la famosa foto de él cenando por ejemplo con Justin Trudeau. Pues todo esto le genera ciertas ganancias. Más allá de esto, pues fuera de Estados Unidos ha tenido ciertos acuerdos y licencias en el Golfo Pérsico que rebasan 100 millones de dólares. Y ahí no estamos ni contando el avión Boeing 737 que le regalaron los árabes", agregó.
"Entonces ha hecho un dineral. Aunque el capítulo más lucrativo está en el tema de las criptomonedas. Sus dos hijos mayores, Don Jr. y Eric Jr., formaron una empresa que se llama World Liberty Financial", reveló.
Melania Trump también ha capitalizado la posición presidencial con un acuerdo con Amazon para producir un documental sobre su vida. Paralelamente, la familia ha multiplicado las ventas de productos con su marca, desde gorras y relojes hasta guitarras, generando ingresos personales sin pasar por fundaciones u organizaciones benéficas.
Aunque estas operaciones no necesariamente violan la ley estadounidense, analistas como Ana Paula Ordorica señalan que rozan los límites éticos y carecen de precedentes en la historia política del país. La cultura política estadounidense, que suele admirar el éxito económico, ha evitado que el tema se convierta en un escándalo nacional.
El caso contrasta con México, donde el discurso oficial ha satanizado el éxito privado pero se tolera la ostentación, y donde casos similares despertarían un debate público más intenso. En ambos contextos, especialistas subrayan la necesidad de mecanismos más estrictos de fiscalización y transparencia para impedir el uso del poder político como plataforma de negocios personales.