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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias, el maestro Mario Alberto Santillana Zapata, director general adjunto de Encuestas Nacionales de Gobierno, Seguridad Pública y Justicia del INEGI, tocó el tema de cómo es que aumenta en México el número e jóvenes vinculados a delitos.
Tan solo en 2023, cerca de 33 mil adolescentes fueron vinculados a procesos por la comisión de al menos un delito, lo que representa un incremento del 42% respecto a 2021.
Este repunte, explicó Santillana, puede estar vinculado a los efectos sociales de la pandemia, ya que en 2020 se registró una baja considerable en los casos debido al confinamiento. “Inicialmente en 2020 tuvimos una reducción de 12 mil a 21 mil 600 adolescentes imputados, pero desde entonces los números han vuelto a subir”, detalló.
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¿Cuáles son los delitos más comunes entre adolescentes?
Entre los delitos más comunes en este grupo de edad destacan lesiones, agresiones, amenazas, narcomenudeo y abuso sexual. Mientras que en el sistema penal de adultos predominan los delitos patrimoniales como el robo o fraude, en el caso de los adolescentes los delitos contra la vida y la integridad corporal han ganado terreno.
“El abuso sexual, que en los adultos representa solo el 1.5% de los delitos, en adolescentes alcanza el 9%. El narcomenudeo, que es de 4.5% en adultos, sube a 8.4% entre menores”, alertó Santillana.
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La mitad de las víctimas también son adolescentes
La participación de mujeres adolescentes en delitos también ha aumentado, especialmente en casos de agresión. Se estima que entre el 10 y el 15% de los casos involucran a mujeres como victimarias, cifra que puede elevarse hasta 20% dependiendo del tipo de delito.
A nueve años de la implementación de la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes, Santillana considera que los datos deben tomarse como un llamado de atención. “Aunque el sistema de adolescentes es pequeño en comparación con la población total, estos datos reflejan comportamientos y riesgos presentes en toda la población juvenil”, afirmó.
Desde una óptica personal, el funcionario del INEGI reconoció que estos indicadores reflejan la vulnerabilidad de la juventud mexicana. “Nos dicen mucho sobre esta etapa de la vida, en la que el ser humano es más vulnerable y puede tomar caminos no del todo buenos. El tránsito de los delitos patrimoniales hacia las agresiones y el narcomenudeo es preocupante”.
