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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias la periodista Yohali Reséndiz habló sobre José 'Pepe' Mujica, su liderazgo y sencillez del presidente más pobre del mundo.
José ‘Pepe’ Mujica, expresidente de Uruguay (2010–2015), se ganó el título de “el presidente más pobre del mundo” por renunciar a lujos y vivir en una humilde casita de campo. A través del testimonio de la periodista Yohali Reséndiz, conocemos de primera mano la sencillez y grandeza de un hombre que predicó con el ejemplo.
Pepe Mujica (1935–2025) trascendió como un líder mundial gracias a su coherencia entre discurso y acción. Durante su mandato, donó el 90?% de su salario, habitó una casita de una planta con piso de tierra y manejó un viejo Volkswagen “vochito”. Su ejemplo ha inspirado a generaciones a replantear la verdadera riqueza: valorar lo esencial.
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La encuesta de la sencillez en el hogar de Mujica
La periodista mexicana Yohali Reséndiz relató su experiencia de tres días frente al humilde rancho de Mujica en las afueras de Montevideo, a la expectativa de conocerlo.
“Estuve tres días Pamela afuera de su casa (…) un lugar con árboles frutales, un lugar de una casa con una sola planta”, recuerda Reséndiz.
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Finalmente, el expresidente la recibió en su jardín, sentado en un banco hecho de fichas recicladas que le regalaron niños de una fundación.
“Ven para acá… Si yo tengo hambre, lo único que tengo que hacer es levantar la mano y tomar la fruta que quiera”, le dijo Mujica, mientras le ofrecía manzanas de su propio árbol.
Coherencia entre discurso y vida cotidiana
Mujica no solo hablaba de austeridad; la practicaba. La casa carecía de cabecera en la cama y el comedor era un espacio sencillo, sin ostentaciones.
“Cuando yo tenga frío, me puedo resguardar aquí”, le explicó al grupo durante el recorrido. Este compromiso —“ser pobre para entender mejor al pueblo”— le granjeó el cariño internacional.
Legado y lección de vida
Para Reséndiz, conocer personalmente a Mujica fue la confirmación de sus ideales:
“Mi percepción de grandeza se arreció… aprendí a valorar cosas que miramos como pobreza cuando somos afortunados de lo que tenemos.”
Su legado trasciende la política: es una invitación constante a agradecer lo esencial —un techo, alimento y libertad— y a ejercer la humildad en cada acción.
