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En su colaboración para MVS Noticias con Pamela Cerdeira, el internacionalista Fausto Pretelin ofreció un análisis profundo sobre una nueva tensión geopolítica que rebasa las fronteras de lo convencional: la relación entre el expresidente Donald Trump y el Papa León XIV, el primer pontífice estadounidense en la historia.
La elección de León XIV como sucesor de Francisco ha provocado un giro inesperado en las dinámicas del poder religioso y político, sobre todo en Estados Unidos, donde la religión católica ocupa un papel clave, pero muchas veces reinterpretado a conveniencia. “Es interesante cómo ahora la religión se convierte en una herramienta de competencia ideológica dentro de Estados Unidos”, dijo Pretelin.
La reinterpretación del catolicismo en clave política
Un personaje clave en este nuevo tablero es el vicepresidente estadounidense J.D. Vance, converso al catolicismo desde 2019. Vance ha sido influenciado profundamente por San Agustín, particularmente por el concepto del Ordo Amoris (orden del amor), pero, como señaló Pretelin, “le da una lectura muy especial: nosotros no queremos a los migrantes porque se sienten más queridos en sus países de origen”.
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Este tipo de reinterpretaciones han generado tensiones con la jerarquía católica, que bajo Francisco ya había enviado cartas diplomáticas cuestionando esas posturas. Ahora, con León XIV al frente del Vaticano, se espera un enfrentamiento más directo. “No va a ser tan fácil ningunear al Papa, porque ahora es estadounidense”, explicó Pretelin.
“Empieza este papado con dos posturas distintas: una de Donald Trump, muy nacionalista, y otra del Papa León XIV, mucho más internacional”, subrayó.
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El nacionalismo de Trump frente al Papa progresista
El propio Trump ha reaccionado al nombramiento del nuevo Papa con una mezcla de orgullo y oportunismo. Publicó en su red social una imagen generada por IA donde aparece vestido con ropajes papales, algo que, como afirma Pretelin, “solo se puede hacer en el catolicismo, porque en otras religiones eso sería impensable”.
Sin embargo, el trasfondo es más complejo: “Trump piensa que puede influir en el Papa, pero León XIV tiene una visión mucho más global y plural”. El pontífice no solo es estadounidense, también tiene raíces latinoamericanas, lo cual complica aún más los intentos de cooptarlo ideológicamente.
¿Un contrapeso espiritual al discurso político?
Con una tercera parte del gabinete de Trump y dos tercios de la Corte Suprema siendo católicos, el catolicismo tiene una fuerte presencia institucional en EE. UU., pero solo el 20% de la población lo practica activamente, según datos de Pew Research.
Esto deja a León XIV en una posición peculiar: con la legitimidad espiritual para cuestionar directamente ciertas posturas nacionalistas sin dejar de hablar “desde dentro” del alma estadounidense. “Es necesario que exista este contrapeso”, concluyó Pretelin. “Desde la religión, pero con una visión internacionalista, León XIV puede redefinir el papel moral de Estados Unidos en el mundo”.
