Audio relacionado
En su colaboración para MVS Noticias con Pamela Cerdeira, el internacionalista Fausto Petrelin analizó la reciente visita del vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, al Vaticano, siendo él el último político en reunirse con el Papa Francisco.
La reciente visita del vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, al Vaticano ha generado gran interés político y mediático, especialmente por su encuentro con el Papa Francisco. Según Fausto Pretelin, este acto diplomático tuvo implicaciones más profundas de lo que aparenta, tocando temas sensibles como la migración, la coherencia religiosa y el posicionamiento internacional de EE. UU. en la era Trump.
“El último político que vio el Papa Francisco fue ni más ni menos que el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance”, comentó Pretelín, subrayando la importancia del momento. La reunión se dio en el marco del reciente fallecimiento del Pontífice, lo que añade una carga simbólica adicional a la visita.
Te podría interesar
Un católico reciente con posturas controversiales
Uno de los puntos más controvertidos es la contradicción entre la fe católica recién adoptada por Vance y las políticas migratorias que apoya como parte del gobierno estadounidense. “Tiene cinco o seis años de haberse convertido a la religión católica y, de alguna manera, tener un discurso 180 grados diferente”, explicó Pretelin. Y añadió: “Vance decía que, de alguna manera, él se califica como un bebé católico”.
Durante su estancia en el Vaticano, Vance no solo se reunió con el Papa, sino también con el Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin. “Fue una conversación en donde no dejaron de hablar de la migración”, señaló Pretelin, dejando en claro que la diplomacia vaticana no evitó tocar los temas delicados que dividen a ambas posturas.
Te podría interesar
Para Pretelin, este tipo de encuentros exponen las tensiones internas dentro del mismo Vance, un político que ha transitado desde una infancia marcada por la adversidad hasta el poder político, pasando por una conversión religiosa reciente. “Tuvo una infancia complicada, con una mamá alcohólica, su padre lo abandona, y después con muchos sacrificios estudia en la Universidad de Ohio y también en Princeton”, relató.
El efecto Trump y la instrumentalización religiosa
Esa misma complejidad se refleja en su postura pública: en 2017, Vance calificó a Donald Trump como “un Hitler”, y hoy forma parte de su administración. “Hasta dónde la religión que uno puede llegar a profesar, la puede poner en práctica o no, dentro de la vida profesional, dentro de la vida cotidiana”, se pregunta Pretelin, planteando una crítica abierta sobre la coherencia ética del vicepresidente.
Por otra parte, la intención de Donald Trump de asistir al funeral del Papa también fue tema de conversación. “En realidad, pues da risa ver a Donald Trump compungido o de alguna manera tratando de aprovechar en términos populares esta situación”, opinó el analista. Y remató con una frase que resume su visión del expresidente: “Donald Trump, primero piensa por él, después por él y al último por él”.
Con esta visita, la administración estadounidense busca quizás suavizar su imagen internacional frente a las duras críticas que ha recibido por sus políticas migratorias, especialmente aquellas que afectan a comunidades latinoamericanas. Sin embargo, como advierte Pretelin, “evidentemente nada va a voltear a cambiar la prescripción y la estrategia de Estados Unidos”, al menos mientras Trump y sus aliados mantengan el control del discurso.
