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En entrevista con Ana Francisca Vega para MVS Noticias, Minerva Almazán Arreola, fundadora de la Academia de Educación Menstrual, y Sofía Ramírez, directora de México, ¿Cómo vamos?, hablaron de educación menstrual y economía con perspectiva de género.
La educación menstrual y la economía con perspectiva de género son dos temas que, a pesar de ser cruciales para la construcción de una sociedad más equitativa, siguen siendo áreas con grandes desafíos. En México, las mujeres enfrentan una realidad compleja, donde las políticas públicas y las estructuras sociales aún no abordan adecuadamente las necesidades de este sector de la población.
Sofía, activista y experta en temas de género, destaca que aunque ha habido avances, estos son insuficientes. En particular, el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) ha experimentado una transformación al convertirse en una secretaría, pero el presupuesto y las acciones concretas siguen siendo limitados. "No hemos mejorado mucho. Hay un cambio de intención, pero la falta de recursos es una realidad", comenta Sofía en una entrevista reciente. Además, subraya que la violencia contra las mujeres, especialmente la violencia doméstica, sigue siendo uno de los principales problemas que enfrenta el país.
La violencia invisible: El trabajo no remunerado
Uno de los aspectos fundamentales en esta conversación es el trabajo no remunerado, que recae mayoritariamente en las mujeres. Sofía señala que aún hay una falta de redistribución de las tareas domésticas en muchos hogares mexicanos, donde el hombre sigue siendo un agente pasivo en el cuidado y las tareas del hogar. “Es difícil que le pidas a una dependencia federal que te resuelva las dinámicas internas de los hogares”, afirma. Esto limita la capacidad de las mujeres para ingresar al mercado laboral, ya que el trabajo doméstico y de cuidado no es considerado en muchas ocasiones como una actividad válida y productiva dentro de las economías de los hogares.
Además, la educación menstrual, a pesar de su importancia, sigue siendo un tema relegado y tratado como un tabú. Minerva, investigadora en temas de salud y género, destaca que la menstruación no solo tiene un componente biológico, sino que también involucra dimensiones emocionales que afectan la vida diaria de las mujeres, especialmente en el ámbito laboral. "Hemos estado acostumbradas a mirar el ciclo menstrual solamente como un proceso físico para la reproducción, pero tiene un trasfondo emocional que impacta profundamente", dice Minerva, refiriéndose a cómo las mujeres experimentan la menstruación y cómo, a menudo, son socializadas para rechazar su propio cuerpo y sus necesidades durante este ciclo.
El Ciclo Menstrual y la Productividad Laboral
El ciclo menstrual, que está vinculado a diversas fases de energía y productividad, no se ha incorporado adecuadamente en la organización laboral. Según una encuesta reciente, el 90% de las mujeres reportan que sienten una disminución significativa en su productividad durante la menstruación. Sin embargo, como menciona Minerva, la menstruación no debe ser vista únicamente como un obstáculo, sino como una parte del ciclo que también tiene momentos de alta creatividad y productividad. “Las fases del ciclo menstrual están hechas para potenciar nuestra creatividad y productividad, y las empresas deberían considerar estos ciclos de forma más empática”, sostiene Minerva.
El reto aquí es la falta de flexibilidad laboral y la incapacidad de las empresas para adaptarse a las necesidades físicas y emocionales de las mujeres. Según Sofía, "la palabra del día clave es flexibilidad. Es necesario que tanto hombres como mujeres puedan tener un entorno laboral que se adapte a sus necesidades, ya sea durante la menstruación o por cualquier otra circunstancia". Esto va más allá de las licencias menstruales, un tema controvertido que, según Sofía, podría generar más discriminación que beneficios. En su lugar, propone una educación menstrual integral que permita a las mujeres entender y manejar mejor los efectos de su ciclo en el trabajo, sin que se vean afectadas por la estigmatización.
Políticas Públicas y Modelos Internacionales
En términos de políticas públicas, México ha avanzado en comparación con otros países de América Latina. Minerva resalta que, aunque la educación menstrual está en pañales, México es uno de los países que lidera esta área en la región, a pesar de que aún falta mucho por hacer. Sin embargo, en el ámbito internacional, existen ejemplos de políticas laborales más inclusivas, como las de los países nórdicos, que ofrecen licencias de maternidad y paternidad más equitativas y prolongadas, lo que permite una mejor distribución de las tareas de cuidado.
Pero, como bien señala Sofía, no todo se resuelve a través de políticas nacionales; también es esencial que haya un cambio cultural profundo. "El problema es que aún no tenemos bien visto que los hombres se involucren en las labores domésticas no remuneradas. Necesitamos una reforma cultural que promueva la equidad en casa", argumenta Sofía. Este es un cambio que, según ella, debe comenzar desde las bases de la educación y la socialización de los roles de género.
Conclusión: Un Camino Lento pero Necesario
México enfrenta retos significativos en materia de educación menstrual y economía con perspectiva de género, pero las voces de activistas, investigadoras y expertas como Sofía y Minerva son clave para impulsar el cambio. El camino hacia una mayor equidad es largo, pero la flexibilidad laboral, la educación integral sobre la menstruación y una redistribución más justa de las tareas domésticas son pasos esenciales para lograrlo. Para que las mujeres puedan tener una verdadera autonomía económica, es fundamental que el país avance en la construcción de políticas públicas que reconozcan y valoren el ciclo menstrual no como una debilidad, sino como una parte natural e integral del ser humano.
La perspectiva de género en la economía debe ir más allá de la representación en los consejos directivos y abogar por un entorno que permita a las mujeres participar activamente en el mercado laboral, sin que su biología sea un obstáculo, sino una fuente de poder y creatividad.
