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En entrevista para MVS Noticias con Pamela Cerdeira, una madre buscadora habló sobre el reciente hallazgo en el Rancho Izaguirre, el cual podría dar con el paradero de su hijo, desaparecido en 2010, tras haber visto su cartera.
La desaparición de un ser querido es un dolor que no cesa, una herida abierta que nunca cicatriza. Graciela Villagómez lo sabe bien. Desde el 29 de diciembre de 2010 busca a su hijo, Eder, quien desapareció tras ser enviado a Matamoros desde la clínica de rehabilitación donde estaba internado. A más de una década de su ausencia, Graciela ha encontrado un nuevo indicio que podría acercarla a la verdad: una cartera hallada en el Rancho Izaguirre.
El hallazgo de una pista inesperada
Cuando las autoridades publicaron las imágenes de objetos encontrados en Teuchitlán, Jalisco, Graciela vio algo que la estremeció: "Vi una cartera como la que tenía mi hijo, que trae un dólar, que trae una imagen de dólar. Entonces, no es muy común esta cartera, no es única tampoco, pero es un indicio". Para ella, este objeto representa mucho más que un simple accesorio; es la posibilidad de esclarecer el paradero de su hijo.
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Un camino lleno de obstáculos
Al identificar la cartera, Graciela contactó a la Fiscalía de Jalisco. "Me indicó que tenía que trasladarme a ese lugar para levantar una carpeta y pudiera tener acceso". Sin embargo, el proceso no es sencillo. Los restos y objetos encontrados en el rancho son incontables, lo que implica un largo proceso legal para identificarlos y cotejarlos con las bases de datos.
Para una madre que ha vivido la incertidumbre durante tantos años, cada pista es un nuevo dilema emocional. "El día que la vi, mi corazón dio un vuelco, mi estómago, no sé, sentí que se me contrajo. Pues entre angustia, desesperación, impotencia de estar lejos". Pese a la dureza del momento, Graciela se aferra a la fortaleza que ha cultivado en estos 14 años de lucha.
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Una búsqueda que no cesa
El caso de Eder es un reflejo de la crisis de desapariciones en México. Su madre confió en una clínica de rehabilitación que resultó no ser un lugar seguro. "Mi hijo tuvo un problema de adicción y me dio la penosa necesidad, a petición de él, de internarlo para rehabilitarse". Lo que debía ser un camino hacia la recuperación terminó en una tragedia que aún no tiene respuestas.
Hoy, Graciela está decidida a continuar la investigación. "Debo de estar bien, debo de estar bien, tratar de reponerme y pues seguir con la búsqueda". Aunque la cartera no garantiza una certeza, sí representa una posibilidad que no puede dejar pasar.
Un llamado a la justicia
Historias como la de Graciela Villagómez evidencian la falta de respuestas y la lucha de miles de familias que buscan a sus desaparecidos en un país donde la impunidad predomina. La burocracia y la lentitud en las investigaciones dificultan el acceso a la verdad, dejando a las familias en un limbo interminable. Sin embargo, Graciela no está dispuesta a rendirse. Su esperanza sigue viva, impulsada por un simple objeto: una cartera.