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En entrevista para MVS Noticias con Luis Cárdenas, los nutriólogos Ligia Sid y Enrique Prieto Arroyo hablaron sobre el impacto de los refrescos y azúcares en la alimentación, destacando la dificultad de eliminarlos y la importancia de adoptar hábitos más saludables.
Ambos especialistas coincidieron en que el consumo excesivo de estos productos puede generar adicción y afectar la química del cuerpo.
Ligia Sid señaló que uno de los mayores retos en consulta es ayudar a los pacientes a desaprender hábitos adquiridos desde la infancia.
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"Hay que enseñarles a desaprender lo que aprendieron de chiquitos y que aprendan a saber qué le hace bien al cuerpo", comentó.
Por su parte, Enrique Prieto explicó que el consumo de refrescos y azúcares crea un ciclo de dependencia difícil de romper.
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"Entramos a círculos viciosos, eso hace que nos cueste más trabajo encontrar gustos por sabores naturales. Estamos diseñados para comer dulce y esto nos lleva a una montaña emocional de la que es difícil salir", afirmó.
Sid también destacó que es posible reducir la ingesta de estos productos, aunque el proceso puede generar síntomas similares a los de una abstinencia.
"Claro que se puede quitar, pero genera cierta adicción, no solo por el alimento en sí, sino por la sensación de bienestar que provoca. Buscamos recompensa todo el tiempo", explicó.
¿Por qué nos gustas los refrescos y azúcares?
Agregó que, con el tiempo, el paladar se adapta y es posible disfrutar los sabores naturales de los alimentos sin necesidad de añadir tanta grasa, sal o azúcar.
Prieto enfatizó la importancia de avanzar sin la necesidad de ser perfectos.
"No tenemos que ser perfectos para poder avanzar. Hay alimentos que nos pueden aportar muchísimo y ayudarnos a salir de este ciclo. Es importante centrarnos en aquellos que realmente beneficien a nuestro organismo y normalicen la química del cuerpo", afirmó.
También destacó que algunas personas pueden requerir apoyo multidisciplinario para superar su dependencia a los refrescos y azúcares.
La clave, según los especialistas, es conocer el estado de cada persona y hacer cambios progresivos en la alimentación.
Reducir el consumo de refrescos y azúcares no solo ayuda a mejorar la salud física, sino que también contribuye a un bienestar emocional más estable y sostenible en el tiempo.