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El periodista Ricardo Ravelo, reconocido por sus investigaciones sobre crimen organizado, presentó su más reciente obra: 'Fentanilo, la era diabólica de las drogas químicas', un libro que expone los orígenes, el poder económico y el devastador impacto social de esta sustancia que ha desatado una crisis de salud pública en Estados Unidos y México.
En entrevista con Luis Cárdenas, Ravelo explicó que el fentanilo es una sustancia “descubierta en los años 60” y utilizada originalmente para fines médicos, principalmente como anestesia y tratamiento del dolor crónico. Sin embargo, su uso se desvió hacia el mercado ilegal, dando origen a una epidemia que ha cobrado miles de vidas.
“El fentanilo es una sustancia química que se empezó a utilizar para uso médico, en efecto, como anestesia, sustituyó a la morfina. Pero, paralelamente a este uso, se abrió todo un mercado negro para utilizarlo en la producción de drogas que se venden en las calles en Estados Unidos, y que ha causado esta crisis de salud pública”, explicó el periodista.
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Fentanilo y farmacéuticas: el origen del desastre
Ravelo apuntó que la expansión del fentanilo no puede entenderse sin mirar hacia el antecedente farmacéutico en Estados Unidos. Recordó que empresas como Purdue Pharma crearon un mercado “a base de corrupción”, donde los médicos eran presionados y recompensados económicamente para recetar opioides de forma masiva.
“No se puede exculpar a los grupos criminales mexicanos de haber expandido las adicciones, pero hay un antecedente. Las farmacéuticas en Estados Unidos crearon un mercado muy amplio a base de corrupción, corrompieron a muchísimos médicos con apoyos económicos para que recetaran fentanilo para todo”, sostuvo Ravelo.
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El periodista señaló que esta red de complicidades derivó en una población entera enganchada a los opioides, un escenario que más tarde fue aprovechado por los cárteles mexicanos.
El papel del crimen organizado: del Cártel de Sinaloa al de Jalisco
Según Ravelo, el Cártel de Sinaloa fue el primero en detectar el potencial de negocio que representaba el fentanilo. Posteriormente, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y otros grupos criminales se sumaron al tráfico de esta droga.
“El grupo criminal que inició esto y vio el mercado cautivo fue el Cártel de Sinaloa. Ellos empezaron a hacer conexiones en China para mover fentanilo a través de México y financiar la instalación de laboratorios en Sinaloa, Sonora y Baja California”, detalló Ravelo.
Más adelante, explicó que el CJNG siguió los mismos pasos y que ahora existen al menos cinco organizaciones mexicanas involucradas: La Familia Michoacana, Cárteles Unidos, Los Viagras y el Cártel del Noreste.
El fentanilo no cede: nuevas sustancias, más letales
A pesar de los esfuerzos binacionales para frenar el tráfico, Ravelo afirmó que el problema no ha disminuido. Por el contrario, los cárteles han desarrollado derivados aún más potentes y mortales, como el carfentanilo.
“El tráfico de fentanilo sigue fluyendo. No se ha combatido la corrupción a fondo en México. Hay decomisos y destrucción de laboratorios, pero surgen sustancias más potentes. Quizá lo más letal hoy es el carfentanilo: lo equivalente a un grano de sal es suficiente para matar a una persona”, advirtió.
También mencionó que estas drogas se venden en distintas presentaciones —polvo, aerosol, parches o pastillas— y que muchas veces el consumidor ignora lo que realmente está ingiriendo.
“El mundo de las drogas químicas parece interminable”
Ravelo subrayó que el negocio de las drogas sintéticas es dinámico y en constante evolución, lo que dificulta cualquier intento de erradicarlo.
“El mundo de las drogas químicas parece interminable. Tan pronto las autoridades detectan una sustancia, más tardan en hacerlo que el crimen organizado en modificarla en los laboratorios”, advirtió el periodista.
Finalmente, reflexionó sobre la posibilidad de legalizar algunas sustancias como vía para romper la cadena de corrupción. Aunque reconoció que el fentanilo es una droga sumamente peligrosa, consideró que la regulación podría permitir un mayor control estatal.