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En su colaboración para MVS Noticias con Luis Cárdenas, el periodista Óscar Balmen compartió las antilecciones de Pablo Escobar en México relacionadas con los ‘jueces sin rostro’.
Es por esto que recordó la trágica historia de la jueza Miryam Rocío Vélez Pérez, asesinada en 1992.
A pesar de ser una "jueza sin rostro", protegida por medidas especiales, cuatro sicarios la mataron cuando estaba a punto de dictar sentencia en un caso importante contra Pablo Escobar.
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Miryam Rocío Vélez Pérez era una exitosa abogada y jueza penal municipal en Medellín, Colombia, en la década de los 90. Había logrado crear un oasis en una casa de clase media compartida con su esposo Iván y sus dos hijos, quienes entendían la complejidad de su trabajo.
Sin embargo, su profesión era una "profesión de muerte" en una ciudad asediada por el narcotráfico.
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Fue parte del programa piloto de "jueces sin rostro", creado para proteger a los jueces de represalias del crimen organizado.
¿Qué son los jueces sin rostro?
Eran juzgadores con protección especial, con nombres y rostros ocultos, firmas electrónicas y medidas de seguridad extremas. Sin embargo, su seguridad fue comprometida y fue asesinada junto a sus escoltas.
Según Balmen, "la política de 'jueces sin rostro' no solo no protegió a los jueces, sino que también generó una crisis de derechos humanos, con detenciones arbitrarias, clonaciones de testigos y violaciones al debido proceso".
La ONU ha determinado que esta política pone en peligro el derecho a un juicio justo e imparcial.
La historia de Miryam Rocío Vélez Pérez es un ejemplo de cómo la política de "jueces sin rostro" fracasó en Colombia.
A pesar de las buenas intenciones, la corrupción y la infiltración del crimen organizado en el Poder Judicial permitieron que la información secreta de los jueces fuera revelada, poniendo en peligro sus vidas. En total, 19 jueces fueron asesinados entre 1992 y 1995.
En la era digital, es más fácil rastrear y localizar a los jueces, lo que pone en peligro su seguridad.
En lugar de implementar políticas obsoletas, México necesita estrategias nuevas para proteger a sus jueces y garantizar la justicia. Como dijo Balmen, "héroes y heroínas, no mártires".
La implementación de "jueces sin rostro" en México sería un error, ya que no se han aprendido las lecciones del pasado. En lugar de eso, se deben buscar soluciones innovadoras y efectivas para proteger a los jueces y garantizar la justicia. La historia de Miryam Rocío Vélez Pérez es un recordatorio de la importancia de priorizar la seguridad y la justicia en la lucha contra el crimen organizado.