Audio relacionado
En entrevista para MVS Noticias con Luis Cárdenas, el obispo de Chilpancingo, Salvador Rangel, reveló detalles sobre el diálogo que ha mantenido con líderes criminales en Guerrero en busca de la pacificación de la región.
El religioso explicó que el acercamiento con los líderes del crimen organizado es una estrategia que ha empleado durante años para evitar la violencia y proteger a la comunidad.
“Es una tarea que hemos hecho desde hace tiempo, que las cosas se vayan calmando. Es hablar con los jefes, con los capos, tratar de dialogar que no haya asesinatos de gente inocente”, comentó.
Te podría interesar
Relató sus experiencias pasadas donde logró mantener la paz en Chilpancingo y Chilapa mediante negociaciones directas con capos, como "El señor de la I" del Cártel del Sur.
“En Chilpancingo estuve de obispo en esa ciudad y logramos por medio de un diálogo con aquel tiempo uno que se llamaba ‘El señor de la I”’ del Cártel del Sur, para que estuviera en paz Chilpancingo y tuvimos la fortuna de estar cuatro años tranquilos, pero llegó otro grupo, lo desplazaron y empezó el desorden”, añadió.
Te podría interesar
¿Cómo fue el acuerdo del obispo de Chilpancingo con criminales?
El obispo destacó que, en ciertas ocasiones, ha mediado acuerdos para garantizar la seguridad de la población, como solicitar atención médica para áreas marginadas a cambio de respetar a políticos y mantener la paz en la región.
“En la región donde yo estaba no hubo asesinatos de políticos porque hablé con los jefes y le dije que respetara a los políticos y me pidió que a cambio mandaran medicina a la sierra”, declaró.
Aunque reconoció la efectividad de estas negociaciones para reducir la violencia, Rangel subrayó la necesidad de que las autoridades gubernamentales también acepten los términos propuestos por los líderes criminales para lograr una verdadera pacificación.
“Ya no se pudo pactar con el otro grupo porque pactaron con el gobierno”, reveló.
Asimismo, aseguró que, aunque el Vaticano podría no estar al tanto de estos acuerdos, no está seguro de que el Papa Francisco esté informado sobre estos acuerdos.
Este enfoque, que algunos podrían considerar controvertido, refleja los desafíos complejos que enfrenta México en la lucha contra la violencia y la delincuencia organizada, donde las soluciones convencionales a menudo no son suficientes para garantizar la seguridad y la paz en las comunidades afectadas, según el obispo de Chilpancingo, Salvador Rangel.