ENTREVISTAS LUIS CÁRDENAS

La violencia en Culiacán: entre la normalización y el impacto cotidiano, en voz de una ciudadana

Heidy Mares, historiadora y activista feminista, compartió cómo la inseguridad se ha convertido en parte de la cotidianidad, afectando no solo la dinámica social, sino también la salud emocional y económica.

La gente ya se acostumbró a la violencia en Culiacán.
La gente ya se acostumbró a la violencia en Culiacán.Créditos: Cuartoscuro
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Entrevista a Heidy Mares

La violencia en Culiacán sigue marcando profundamente la vida de sus habitantes, según relató Heidy Mares, historiadora y activista feminista, en entrevista para MVS Noticias con Luis Cárdenas.

Mares compartió cómo la inseguridad se ha convertido en parte de la cotidianidad, afectando no solo la dinámica social, sino también la salud emocional y económica de quienes viven en la capital de Sinaloa.

"Después de varias semanas viviendo en Culiacán, he visto cómo las detonaciones, explosiones y actos violentos, aunque sorprenden diariamente, terminan por normalizarse. La gente vive con prisas, especialmente al atardecer, porque no puedes estar en la calle de noche", afirmó Mares.

El miedo constante ha generado cambios notables en la rutina.

"A las seis de la tarde hay un tráfico terrible, ya que todos buscan llegar a sus casas antes de que anochezca. Esto incluso provoca accidentes viales porque las personas exceden los límites de velocidad", explicó.

Continúa la violencia en Culiacán. Crédito: Cuartoscuro

Así afecta la violencia en Culiacán

Además, la activista destacó que esta situación afecta todos los aspectos de la vida en la ciudad: "Nos impacta económica y emocionalmente. Es un estado de negación colectiva sin estrategias claras para la seguridad o la economía".

La activista también señaló cómo las medidas de seguridad complican aún más el día a día: "Cuando hay elementos de la Marina, Sedena o Guardia Nacional cerca, las aplicaciones y señales de red se caen por protocolos, lo que dificulta la comunicación".

Mares comparó su experiencia en Mazatlán, a solo dos horas de distancia, donde el ambiente es diferente: "Aunque la gente sigue siendo precavida, no hay el mismo nivel de tensión que en Culiacán. Parece que esta ciudad vive en una especie de burbuja".

Finalmente, hizo un llamado urgente a las autoridades y a la sociedad: "Lo que vivimos en Sinaloa ha rebasado los límites. Es momento de enfocar toda la atención en lo que está pasando en Culiacán y evitar las cortinas de humo que desvían la atención de este grave problema".

La violencia en Culiacán evidencia la necesidad de estrategias efectivas que prioricen la seguridad y bienestar de su población, poniendo fin a la normalización de esta crisis cotidiana.