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En su colaboración para MVS Noticias con Luis Cárdenas, el periodista especializado en crimen organizado, Óscar Balmen, abordó el impactante caso del infanticidio de los carritos en Sinaloa, un suceso que ha generado inquietud y señales alarmantes sobre la violencia extrema en la región.
El caso tiene como punto de partida el cadáver de Johan Gadier, un adolescente de 15 años que fue encontrado bajo un puente en la carretera La Costera, en Culiacán.
Johan había desaparecido en noviembre del año pasado, y su búsqueda se intensificó con la emisión de una Alerta Amber.
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Lo más preocupante del infanticidio en Sinaloa
Lo perturbador del caso radica en las circunstancias que rodean su muerte. El cuerpo de Johan presentaba signos de tortura y múltiples disparos, indicando un secuestro prolongado de al menos ocho semanas.
Sin embargo, lo más desconcertante fue el macabro escenario que rodeaba el cadáver: 11 carritos de juguete fueron colocados deliberadamente sobre su torso.
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Esta práctica, según fuentes locales consultadas por Balmen, ha sido identificada como una marca del crimen organizado en Sinaloa.
En los últimos años, varios casos han involucrado la aparición de cadáveres rodeados de coches de juguete como una especie de señal del cártel local. Esta práctica simboliza la supuesta ejecución de personas vinculadas al robo de vehículos sin el permiso del crimen organizado.
Aunque ninguna autoridad ha confirmado que Johan Gadier estuviera involucrado en actividades ilícitas, la presencia de los carritos de juguete sugiere una posible conexión con el robo de automóviles o, en el peor de los casos, una confusión con alguien que desempeñaba ese tipo de actividades ilegales.
Este caso no está aislado, ya que en los últimos meses se ha registrado un preocupante aumento de desapariciones de adolescentes en condiciones similares en el estado, generando alarma y exigiendo la atención del gobierno ante la escalada de violencia en la entidad.
La situación revela que, en la actualidad, incluso elementos tan inocentes como un carrito de juguete se han convertido en símbolos del terror, destacando la trágica realidad de que ni siquiera los niños están a salvo de la violencia extrema que prevalece en la región, evidenciando casos como este infanticidio en Sinaloa.