Actriz e icono pop, hoy se cumplen 60 años que Marilyn Monroe murió, pero su mito vive intacto. La estrella de Hollywood, cuya belleza y encanto escondieron una vida plagada de desamores y adicciones, murió a los 36 años de edad.
Para la posteridad quedan sus papeles en "Los caballeros las prefieren rubias" ("Some Like It Hot"), su falda al vuelo en "La tentación vive arriba" (The Seven Year Itch") y su oda a los diamantes en "Cómo cazar a un millonario" ("How To Marry A Millionaire").
Sin embargo, una faceta poco conocida de la actriz hizo que la compararan alguna vez con Sylvia Plath, una de las grandes poetisas de Estados Unidos, pues los temas que abordaban eran similares.
Te podría interesar
Jack Kerouac, Walt Withman o Fiodor Dostoievski fueron algunos de los escritores favoritos de la actriz que prefería, en ocasiones, quedarse leyendo a ir a una gala.
Lee Strasberg, quien dirigía un taller literario, le dio clases en secreto a Marilyn Monroe en 1955. Le corregía los poemas a Marilyn, los pasaba a máquina, le entregaba el original y se quedaba una copia.
Te podría interesar
Gracias a casualidades de la vida, en 1982 la viuda de Strasberg, Anna Strasberg, encontró dos cajas con manuscritos y poemas, que después fueron publicados por la editorial Seix Barral en el libro Marilyn Monroe: Fragmentos (2010). Tesoro que es difícil de conseguir en librerías.
Por ello, te compartimos 3 poemas poco conocidos de Marilyn Monroe.
Miedo
Tengo tanto miedo a que no me quieran
que cuando me quieren
solo soy capaz de pensar
en el instante
cercano o lejano
en que dejarán de quererme.
Piedras
Piedras en el camino.
Son de todos los colores.
Yo las miro desde lo alto,
Pero son ustedes
las que están más arriba
en un mundo perfecto
del que algún día yo
formaré parte.
Cuerpo y alma
Por mucho que acaricie tu cuerpo,
nunca llegaré hasta tu alma.
Aunque los que a mí me gustan
son más bien cuerpos desalmados.
En cambio yo,
no lo vas a creer,
a veces tengo la sensación
de que soy un alma sin cuerpo.
Puentes
Me gustaría estar muerta.
Me gustaría no haber existido.
Me gustan los puentes,
especialmente el de Brooklyn,
tan tranquilo a pesar
del rugido de los automóviles
debajo de los pies de los transeúntes.
Pero no hay ningún puente feo.
Quizá alguno no demasiado alto.
Tal como soy
Soy hermosa por fuera,
pero horrible por dentro.
Por eso me avergüenza
mirarme en el espejo
y en los ojos de los demás.
Temo que me vean
Con información de EFE
desnuda
toda mocos y llanto.
Tal como soy.