En House of the Dragon ya se vivió la apresurada coronación de Aegon—el hermano del fallecido rey Viserys— que trae consigo la desestabilización de Westeros, junto con la avaricia por obtener el Trono el Hierro; por ello, la única salida son los dragones.
Daemon Targaryen, volvió a demostrarnos que es el más visceral de la familia, dispuesto a todo para obtener su corona como rey, recurre a visitar a Vermithor, el gran brutal de los dragones.
Consciente de que las fuerzas de las que disponen son inferiores en número respecto a sus ejércitos, el príncipe sostiene vehementemente que una de las soluciones más eficaces es conseguir más dragones para su bando.
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“Quedan dragones que reclamar”
Daemon comienza a recordar lo siguiente: "los verdes tienen tres adultos, según mis cuentas. Y nosotros a Syrax, Caraxes y Melerys. Nuestros hijos a Vermax, Arrax y Tyraxes. Y Baela a Bailarina Lunar" (…) Quedan dragones que reclamar”.
Tarareando una canción para calmar al gigante de fuego
En el último episodio de la temporada, Daemon entra en una sala abandonada mientras tararea una canción en Alto Valyrio; y de entre las sombras, un gigantesco dragón aparece escupiendo fuego y mirando de reojo a Targaryen.
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Se trata de las criaturas más grandes y sanguinarias de los Siete Reinos, nos referimos a Vermithor: la furia de bronce.
¿De quién es el dragón Vermithor?
De acuerdo con el showrunner de House of the Dragon, Ryan Condal, Vermithor es uno de los dragones no reclamados que vive en Montedragón, el cual pertenecía al rey Jaehaerys, quien delegó su sucesión a Viserys I, y que apareció en el primer capítulo.