La subgobernadora del Banco de México, Galia Borja, afirmó que la historia desde la crisis de 1994 logró que la libre flotación de la moneda mexicana solucionara el trilema monetario, lo que permitió que el Banco Central tuviera un instrumento para un objetivo y se avanzara hacia un régimen monetario de metas de inflación.
Galia Borja explicó que esto ha derivado en inflaciones bajas y estables, con un marco técnico y operativo de reacción.
“Para que el tipo de cambio libre funcionara, desarrollamos mercados cambiarios, logrando que fueran líquidos, profundos y que existieran instrumentos para que los agentes económicos pudieran —y puedan— administrar sus riesgos, aumentando así la resiliencia”, señaló.
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La subgobernadora dijo que la regulación y capitalización de la banca es necesaria, y que un mercado cambiario es tan sólido como resiliente sea su sistema financiero, y tan buena sea también su regulación para conducirlo adecuadamente.
“En particular, se ven ahí dos picos muy grandes en los ochentas, pero noten cómo puede observarse que la economía no ha vuelto a experimentar una inflación de dos dígitos, ni siquiera con choques tan fuertes y prolongados como los que representaron la pandemia o la crisis en Ucrania. Y esto no quiere demeritar, digamos, lo fuerte que ha sido este periodo inflacionario, pero comparativamente, con una mirada de más largo plazo, podemos ver cómo la historia es diferente”, explicó.
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Al participar en el “Seminario 30 años de la crisis financiera 1994-1995: Los aprendizajes y las perspectivas a futuro”, Galia Borja explicó que, a pesar de las crisis que generaron momentos como la pandemia, no se ha llegado a una inflación de doble dígito debido a que el mercado es más sólido y profundo.
En el mismo marco, Enrique Cárdenas, del CEEY, afirmó que la crisis financiera de 1994 nos dejó enseñanzas como el rescate de la banca y los recursos públicos que implicó, pues representó el 14% del PIB. Pero, sobre todo, dejó un sistema financiero con una regulación fuerte.