El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, advirtió que la actividad económica continúa mostrando importantes signos de debilidad, principalmente esta situación se observa en las actividades secundarias.
En su análisis semanal el organismo indicó que incluso aumenta la posibilidad de que para este año su tasa de crecimiento sea inferior al pronóstico de los especialistas del sector privado que anticipa un avance de 0.5 por ciento, que en principio es insuficiente para facilitar la creación de los empleos formales que requieren los hogares del país.
De acuerdo con cifras revisadas por el INEGI, durante el tercer trimestre del año el Producto Interno Bruto (PIB) registró una disminución trimestral de 0.3 por ciento, porcentaje similar a su estimación oportuna. De esta manera, en su comparación anual se observa una caída de 0.2 por ciento, en este caso, una décima de punto porcentual por debajo de su estimación oportuna.
En esta situación, incluso un crecimiento económico de 1.0 por ciento para este año, como se estima en los Criterios Generales 2026 es una meta difícil de alcanzar. De mantenerse este comportamiento de la inversión, tanto pública como privada, el pronóstico de crecimiento de 2.3 por ciento para 2026 igualmente se complica.
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Según la encuesta más reciente de expectativas del Banco de México muestra que el 93 por ciento de respuestas de los especialistas en economía del sector privado considera que la economía está peor que hace un año y sólo el 3 por ciento de los especialistas considera que es un buen momento para invertir.
Otro punto delicado, pero que debe subrayarse es la preocupación por el nivel que se percibe de inseguridad y violencia sin consecuencia ni sanciones. Ello no ayuda a mejorar el ambiente de incertidumbre y puede elevar la cautela de la inversión nacional y extranjera.
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El organismo que pertenece al CCE destacó que es fundamental el trabajo conjunto del sector público y el sector privado para establecer mecanismos que permitan facilitar la inversión privada en infraestructura que es de especial relevancia.
Existen proyectos de infraestructura pública y privada que pueden ser financiados y operados por el sector privado, liberando de presiones al erario público.
Dijo que el trabajo coordinado de los sectores público y privado, bajo un esquema de cooperación, reglas claras, legalidad y certidumbre jurídica, seguramente ayudaría a cumplir los objetivos de crecimiento y bienestar.
Por ello dijo que para detonar el crecimiento y aliviar la pobreza, es indispensable estimular la inversión privada mediante un ambiente de negocios apropiado, incluyendo mayor coordinación y transparencia en las políticas públicas.
Asimismo, es preciso facilitar la inversión privada en infraestructura mediante la eliminación de obstáculos y trabas regulatorias dándole oportunidad a proyectos con gran potencial. Ello sería una excelente señal para impulsar la confianza de los inversionistas.
