La mayoría de las personas, por lo regular los padres, añoran dejar un patrimonio a sus seres queridos para garantizar su futuro cuando ya no estén.
Antes de tomar cualquier decisión, debes de saber que existen tres formas de dejarles tu patrimonio y que puedan hacer uso de éste cuando ya no vivas: heredar, traspasar y donar un inmueble, aquí te desglosamos cada uno de ellos y así puedas elegir de la mejor manera.
Heredar un inmueble:
Es importante que consideres que al momento de ceder la propiedad de un inmueble por herencia, es necesario distinguir varios aspectos ya que dependiendo de donde residas es el deber proceder, pues hay entidades como la Ciudad de México, Nuevo León y Coahuila donde no se causan impuestos por recibir bienes inmuebles por herencia.
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En el Estado de México, por ejemplo, cuando alguien recibe por herencia un inmueble ubicado, deberá pagar el mismo impuesto que paga una persona que compra una casa o departamento en esa zona: el Impuesto Sobre Adquisición de Inmuebles (ISAI).
En algunos casos también tiene que ver el valor del inmueble, por ejemplo, si lo que vas a adjudicar a tus hijos está dentro de cierta cantidad establecida, puedes estar exento por causa de muerte del ISAI, pero si el valor del bien rebasa esa cifra, deberá gravarse en ese caso.
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Traspasar un inmueble:
El caso del traspaso es semejante al de la donación, pues depende de la ubicación del inmueble y, por tanto, de las leyes fiscales locales (también conocidas como códigos fiscales, leyes municipales o leyes de hacienda locales), si se grava o no la adquisición del bien inmueble aún por causa de muerte o a título gratuito. En ese sentido, la base para calcular el pago del impuesto correspondiente será en valor catastral o el valor de avalúo de la vivienda.
Donación de un inmueble:
Este proceso es similar al de recibir una herencia, sin embargo, la principal diferencia es que el propietario sigue vivo.
Por lo regular, están exentas del Impuesto sobre la Renta por adquisición (ISR) las donaciones entre esposos, la que se realizan de padres a hijos, y las de hijos a padres, siempre que estos últimos no donen o enajenen a su vez, el mismo bien, a otro descendiente. Cualquier otra donación tendrá que ser gravada.
Después de conocer esta información, ahora si, de manera consiente, podrás decidir qué hacer con tu patrimonio y evitar "heredar" problemas a tus seres queridos.