El déficit comercial de Estados Unidos creció más de lo esperado en diciembre a un máximo desde 2008, ya que la fuerte demanda interna llevó las importaciones a un récord, lo que pone presión sobre el gobierno del presidente Donald Trump, que está renegociando acuerdos comerciales.
El aumento del déficit impulsado por las importaciones también sugiere que un crecimiento económico anual del 3 por ciento será difícil de alcanzar. Las importaciones, que se restan del producto interno bruto, podrían obtener un impulso adicional del paquete de recorte de impuestos de 1.5 billones de dólares que entró en vigencia en enero.
“Cuando una economía está en pleno empleo, una aceleración de la demanda tiende a ir acompañada de un aumento de las importaciones y un mayor déficit comercial”, dijo John Ryding, economista jefe de RDQ Economics en Nueva York.
El déficit comercial subió un 5.3 por ciento a 53 mil 100 millones de dólares, el nivel más alto desde octubre de 2008. Economistas encuestados por Reuters habían pronosticado que se ampliaría a 52 mil millones de dólares en diciembre. Parte del aumento reflejó un alza de los precios de las materias primas.
En todo el 2017, el déficit aumentó un 12.1 por ciento a 566 mil millones de dólares, el más alto desde 2008 y equivalente a un 2.9 por ciento del PIB, que se compara con el 2.7 por ciento de 2016.
El déficit comercial entre Estados Unidos y China, políticamente muy sensible, aumentó un 8.1 por ciento a un récord de 375 mil 200 millones de dólares el año pasado.
Trump ha prometido reducir la brecha comercial a través de su política comercial “Primero Estados Unidos”, que apunta a excluir más importaciones y renegociar los acuerdos de libre comercio.
El mandatario estadounidense ha amenazado reiteradamente con rescindir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a menos que el pacto de 1994 que une a Canadá, México y Estados Unidos sea más favorable para Washington.
Su gobierno además ha iniciado una investigación sobre las prácticas de propiedad intelectual de China, lo que podría terminar con nuevas sanciones comerciales a Pekín.
“Los términos de intercambio no son completamente injustos”, dijo Chris Rupkey, economista jefe de MUFG en Nueva York. “No olviden que hay compañías estadounidenses que ensamblan bienes fuera del país y luego los traen”, añadió.