El futbol mexicano no podría entenderse sin la figura de Hugo Sánchez Márquez, jugador catalogado como el mejor en la historia del país, cuya trayectoria internacional y múltiples títulos lo convirtieron en un referente indiscutible y en un sinónimo de orgullo para las generaciones posteriores.
Debutó como profesional en los Pumas y, gracias a que desde muy temprano mostró grandes virtudes en el campo de juego, llamó la atención del Atlético de Madrid. A pesar de que sus inicios en el cuadro colchonero fueron complicados debido a actos de racismo hacia su persona durante la temporada 84-85, demostró su categoría y logró ganar su primer Pichichi.
Su talento y olfato goleador sedujo al rival de enfrente, el Real Madrid, equipo al que llegó en 1985 y donde vivió su etapa más brillante como jugador profesional. En el cuadro blanco se convirtió en uno de los pilares para la obtención de cinco ligas consecutivas, de 1985 a 1990. Además, logró méritos individuales al conquistar cuatro títulos de goleo (1985-86, 1986-87, 1987-88 y 1989-90). En esta última temporada, anotó 38 goles en 38 partidos, estableciendo un récord histórico.
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Si bien la trayectoria de Hugo Sánchez es ampliamente reconocida por sus aportes dentro del campo, lo cierto es que no muchos conocen sus orígenes, en particular el lugar donde creció: una emblemática colonia de la Ciudad de México que marcó sus primeros pasos y lo acompañó en el inicio de su leyenda.
Esta es la emblemática colonia donde creció Hugo Sánchez
En la alcaldía Venustiano Carranza se encuentra una de las colonias más llamativas de la ciudad, que se distingue fácilmente por sus notorios edificios amarillos con tabique rojo. La colonia Jardín Balbuena, al oriente del centro de la capital, es conocida por ser la cuna de Hugo Sánchez, y en algún momento fue una de los sitios preferidos para vivir.
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La colonia no surgió de manera improvisada, sino que fue planeada por dos arquitectos reconocidos, Mario Pani y Agustín Landa Verdugo, quienes participaron en muchos proyectos de modernización urbana en México durante el siglo XX.
Antes de convertirse en en lo que es hoy, el área era conocida como los Llanos de Balbuena, un extenso terreno que tuvo gran importancia en la historia de la aviación mexicana, ya que allí Alberto Braniff realizó el primer vuelo en el país en 1910.
No fue sino hasta los años cincuenta que la zona pasó de ser un terreno sin urbanizar a convertirse en una colonia planificada con un estilo modernista propio de la arquitectura de la época. Se edificó para ofrecer viviendas y servicios adecuados para la clase trabajadora.
Actualmente, las casas y edificios lucen colores específicos, amarillo y rojo, lo que les da un estilo reconocible. A esto se suman sus calles con espacios verdes, el arte urbano que decora sus muros y demás características propias de una tradicional colonia en la capital mexicana.