No todo es miel sobre hojuelas para los atletas, por ello hoy recordamos a uno de los marchistas más destacados de México, Bernardo Segura. Su historia es una mezcla de éxito y controversia, marcada por una descalificación polémica en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, que dejó a México sin una medalla de oro.
Bernardo Segura nació el 11 de febrero de 1970 en San Mateo Atenco, Estado de México. Su carrera en la marcha atlética lo llevó a destacar a nivel mundial, ganando una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Dicho desempeño lo posicionó como una de las grandes promesas para Sídney 2000, donde era el favorito para colgarse la presea dorada en los 20 kilómetros marcha.
La polémica que arrebató una medalla
El 22 de septiembre de 2000 Bernardo Segura, con 30 años, compitió en la prueba de los 20 kilómetros marcha junto a su compatriota Noé Hernández y el polaco Robert Korzeniowski.
Te podría interesar
Al entrar al Estadio Olímpico Segura tomó la delantera, cruzando la meta en primer lugar y celebrando con la bandera mexicana sobre sus hombros. Fue felicitado por el entonces presidente de México, Ernesto Zedillo, mientras el público celebraba su triunfo; sin embargo la alegría duró poco.
Un juez le mostró una tarjeta roja, indicando que había sido descalificado. La conmoción fue inmediata y se reveló que Segura había sido descalificado antes de llegar al estadio, aunque no hubo imágenes claras de la tercera amonestación. La decisión se mantuvo, y México tuvo que conformarse con la medalla de plata de Noé Hernández, quien pasó del tercer al segundo lugar.
Te podría interesar
Este incidente dejó una marca imborrable en la historia del deporte mexicano, conocido como la “Medalla Fantasma”. Bernardo Segura no pudo escuchar el Himno Nacional Mexicano en el podio, una de las grandes injusticias de los Juegos Olímpicos.
La descalificación de Bernardo Segura no fue el único caso en la historia olímpica mexicana. En los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, el marchista Daniel Bautista, también favorito para ganar la medalla de oro, fue descalificado a escasos 2 kilómetros de la meta.
Esta historia de Bernardo Segura en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 es un recordatorio de las controversias y las injusticias que pueden ocurrir en el deporte de élite.