Con su elegancia y valentía, las escaramuzas o mujeres charras de Jalisco, se abren paso con una escuela que entrena a niñas y adolescentes en la charrería, considerado un deporte nacional usualmente dominado por hombres.
La escuela abrió sus puertas de manera formal a principios de septiembre, el mes de las fiestas patrias de México, y es la primera avalada por el Gobierno estatal en un esfuerzo por inculcar en las más jóvenes el amor por las escaramuzas, una rama de la charrería que es practicada solo por mujeres.
Aunque es una variante de la charrería, las escaramuzas tienen su propia identidad y sus propias suertes o ejercicios que requieren de valentía, un amplio conocimiento de los caballos, habilidad para dirigirlos y mucha coordinación.
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La práctica se extendió a otras entidades del país y, con el tiempo, llegó también a las ciudades.
En los últimos años, sus practicantes crearon organizaciones para profesionalizar este deporte, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2018.
Las mujeres que forman parte de la patria y el deporte
De dos o tres veces por semana, una decena de niñas entre 10 y 15 años se alistan para ir al lienzo charro de San Martín de Hidalgo.
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Las niñas han hecho suyo este rodeo, donde se realizan las charreadas o jornadas de charrería y que además funciona como una escuela.
El caballo es un importante compañero
En vez de llevar un maletín con sus aditamentos deportivos, las chicas llegan al lugar en una camioneta con un remolque, donde está su caballo, su compañero.
“Entre más peligroso sea un ejercicio, mayor debe ser la concentración para evitar una caída o un choque entre los animales. La coordinación es lo más importante para poder controlar los caballos”, explicó Stefany Celina López, escaramuza y madre de una de las chicas del equipo.
Como si montaran en bicicleta, las niñas y mujeres dirigen sus caballos con grandes atuendos y una sonrisa siempre en el rostro para poner en alto a las escaramuzas.