PITAYA

La pitaya yucateca: joya del campo que conquista paladares

Colorida, refrescante y cargada de historia, la pitaya se consolida como uno de los frutos más representativos de Yucatán, tanto por su sabor como por su potencial económico.

Escrito en YUCATÁN el

MÉRIDA, 7 de Julio, Yuc.— En los campos del sur y oriente de Yucatán florece una fruta que no solo destaca por su llamativo color y sabor dulce, sino también por su historia ancestral y su creciente demanda: la pitaya yucateca, un fruto de temporada que ha ganado espacio en mercados locales, nacionales e incluso internacionales.

Conocida también como fruta del dragón, la pitaya pertenece a la familia de los cactus y crece en climas cálidos y suelos secos, lo que la hace ideal para diversas regiones del estado. Se cultiva principalmente en comunidades como Ticul, Oxkutzcab, Tekax y Tizimín, donde decenas de familias dependen de su producción para generar ingresos entre los meses de abril y julio, temporada en la que la fruta alcanza su punto óptimo de maduración.

Nutritiva y versátil

La pitaya no solo es atractiva visualmente, sino que también es una fuente rica en antioxidantes, vitamina C, fibra y agua, lo que la convierte en una opción saludable y refrescante. En Yucatán se consume fresca, en jugos, aguas, mermeladas, helados y hasta en coctelería artesanal, siendo protagonista en ferias gastronómicas y mercados tradicionales.

Impulso económico y cultural

El fruto también ha motivado la organización de ferias y festivales, como la Feria de la Pitaya en Tizimín, donde productores, artesanos y cocineros locales celebran su valor agrícola y cultural. Además, el gobierno estatal y diversas asociaciones han comenzado a impulsar su comercialización en cadenas de supermercados y mercados agroecológicos, como parte de las estrategias para fortalecer el campo yucateco.

Retos y oportunidades

A pesar de su potencial, los productores enfrentan desafíos como la falta de infraestructura para conservar la fruta por más tiempo, así como la necesidad de mayor capacitación en técnicas de cultivo sostenible. Sin embargo, el panorama es prometedor: la pitaya yucateca no solo representa una fuente de ingresos, sino también una identidad agrícola que florece con orgullo en el corazón del sureste mexicano.