¿Era necesario el aumento en la tarjeta del Va y Ven cuando la economía no está bien?
El reciente ajuste en el costo de recarga mínima de la tarjeta del sistema de transporte Va y Ven ha generado inconformidad entre usuarios, especialmente en un contexto económico complicado para muchas familias yucatecas.
Desde este lunes, el sistema exige una recarga mínima de 20 pesos, dejando atrás la opción de montos menores. Aunque la ATY argumentan que la medida busca “agilizar el flujo en los torniquetes y garantizar un saldo suficiente para viajes de ida y vuelta”, usuarios han expresado su preocupación por lo que consideran una medida insensible ante el momento económico actual.
¿Aumento técnico o medida recaudatoria?
Especialistas en movilidad consultados coinciden en que si bien es razonable establecer ciertos estándares de operación para un sistema moderno como el Va y Ven, también es importante considerar el impacto social de estas decisiones.
“No se trata de que 20 pesos sean mucho, sino de la señal que se envía. Cuando los precios de la canasta básica están al alza y el empleo informal crece, hasta los cambios más pequeños pueden resentirse”, explicó una economista de la UADY.
Ciudadanos entre la eficiencia y la necesidad
En redes sociales y paraderos, algunos usuarios han manifestado que este tipo de cambios reflejan una desconexión entre los diseñadores del sistema y las condiciones reales de quienes dependen del transporte público todos los días.
“A veces uno solo tiene 10 pesos para moverse y esperar cobrar en la noche para regresar. Ahora ya no podemos recargar menos, aunque sea para una sola vuelta”, compartió una trabajadora doméstica que toma la ruta Va y Ven en el sur de la ciudad.
Un ajuste que podría haberse explicado mejor
Aunque el Gobierno del Estado no ha anunciado una tarifa más alta en los viajes del Va y Ven, el cambio en las recargas mínimas genera suspicacias. Para muchos, se percibe como un “primer paso” hacia futuras alzas.
La transparencia y la sensibilidad social podrían ser clave en este tipo de medidas. Más allá del argumento técnico, lo que queda en el aire es la pregunta: ¿era el momento adecuado para pedirle más a los bolsillos ciudadanos?
