TIZIMÍN, Yucatán, 3 de julio de 2025.- La madrugada del 1 de julio, un niño de apenas 9 años fue encontrado dormido en un sitio de taxis en Tizimín, acompañado de una bolsa con paletas que vendía durante el día. El hecho generó alarma entre los presentes, quienes reportaron la situación a la Policía Municipal ante la posibilidad de un caso de explotación infantil.
Tras ser interrogado, el menor explicó que había pedido permiso para ir al parque, y que su madre no mostró preocupación al verlo regresar de madrugada. Este detalle despertó aún más inquietud entre los oficiales, quienes notificaron al DIF municipal, que ya investiga el caso para determinar si se trata de una situación de trabajo infantil o de descuido.
Explotación infantil en Yucatán: una problemática creciente
Aunque Tizimín no figura entre los municipios con mayor riesgo, este caso pone sobre la mesa una realidad preocupante: el trabajo infantil va en aumento en Yucatán. De acuerdo con estimaciones oficiales, más de 39 mil niñas, niños y adolescentes en el estado participan en actividades laborales no permitidas.
Además, se calcula que el 62.5% de los menores trabajadores están expuestos a ocupaciones peligrosas, lo que representa un grave riesgo para su salud, educación y desarrollo. Las zonas con mayor riesgo se concentran en el centro-sur y noroeste del estado.
¿Qué factores impulsan el trabajo infantil en Yucatán?
- Expertos señalan que los factores más determinantes incluyen:
- Padres o tutores con bajo nivel educativo
- Empleo en actividades agropecuarias sin regulación
- Deserción escolar elevada
En cambio, la escolaridad de los padres, el acceso a empleo formal y las becas educativas se identifican como factores protectores. De hecho, se ha demostrado que incrementar la asistencia escolar y ampliar el acceso a programas sociales reduce significativamente el riesgo de que los menores ingresen al mercado laboral de manera prematura.
Comunidades vulnerables en la mira
Según el “Modelo de Identificación del Riesgo de Trabajo Infantil”, las comunidades con alta proporción de población indígena y bajos niveles educativos son las más vulnerables ante esta problemática. Casos como el del menor en Tizimín reflejan una urgencia social que debe ser atendida con políticas públicas efectivas, acompañamiento familiar y educación.
Con información de: El Universal