NOCHE BLANCA

Mérida celebra La Noche Blanca con arte, cultura y sabor 100% yucateco

La reciente edición, con sus 60 mil asistentes, evidencia que la Noche Blanca continúa siendo un motor cultural, social y económico.

Escrito en YUCATÁN el

Miles de personas salieron esta noche a las calles del Centro Histórico de Mérida para disfrutar una nueva edición de La Noche Blanca, el festival que celebra lo mejor del arte, la gastronomía y la creatividad local.

Una programación con sello yucateco

En su décimo novena edición, el evento brilló con una programación 100% yucateca, destacando el talento de artistas, músicos, chefs, colectivos y emprendedores del estado.

Desde las primeras horas de la tarde, el corazón de la ciudad comenzó a latir con más fuerza. La calle 60, eje principal del evento, se transformó en un gran escenario al aire libre, con espectáculos musicales, intervenciones escénicas y exposiciones de arte visual.

Al mismo tiempo, el corredor gastronómico de la calle 47 ofreció una experiencia culinaria única, donde los sabores tradicionales convivieron con propuestas contemporáneas.

Más de 300 actividades en una sola noche

La Noche Blanca reunió más de 300 actividades simultáneas, entre conciertos, recorridos guiados, funciones de teatro, danza, poesía, cine y talleres interactivos. Museos y galerías abrieron sus puertas hasta la medianoche, mientras restaurantes, bazares y espacios independientes se sumaron al ambiente festivo con promociones y experiencias especiales.

Gran respuesta del público y ambiente festivo

Familias, jóvenes y visitantes de todas las edades recorrieron los distintos puntos del circuito cultural, muchos de ellos acompañados por batucadas, espectáculos circenses y presentaciones de danza contemporánea.

Parques, plazas y espacios públicos sirvieron de escenario para que artistas urbanos y agrupaciones locales compartieran su arte con un público entusiasta, en una noche que reforzó el vínculo entre cultura y comunidad.

Mérida reafirma su vocación cultural

La edición 2025 de La Noche Blanca no solo reafirmó a Mérida como una capital cultural del sureste mexicano, sino que demostró el poder transformador del arte cuando se acerca a la gente de forma libre, diversa y auténtica.

Con una participación masiva y una atmósfera llena de energía, Mérida vivió una noche inolvidable marcada por la creatividad, la identidad local y el orgullo de ser yucateco.