Dentro de los paros nacionales de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), en el estado de Yucatán pueden considerarse positivas las negociaciones por varias razones, especialmente en un contexto donde el diálogo con este gremio suele ser tenso y conflictivo.
Se evitó la parálisis educativa
Yucatán logró mantener la estabilidad en las aulas. A diferencia de otros estados donde las protestas de la CNTE han derivado en bloqueos y suspensión de clases, en esta ocasión se privilegiaron los canales de diálogo, permitiendo que miles de estudiantes no perdieran días de clases.
Predominó el diálogo sobre la confrontación
El gobierno estatal optó por una ruta de negociación directa y sin desplantes, apostando por el entendimiento mutuo. Esto envía un mensaje de madurez política, apertura democrática y voluntad de resolver los problemas desde la raíz.
Reconocimiento a los derechos magisteriales
Las demandas de la CNTE, muchas veces ignoradas a nivel federal, fueron atendidas con seriedad en Yucatán. El hecho de que se hayan alcanzado acuerdos respecto a mejoras laborales o regularización de plazas muestra un compromiso con la dignidad del magisterio.
Fortalece la gobernabilidad y la imagen del estado
Una gestión que sabe negociar, contener conflictos y construir acuerdos sin escalar tensiones, proyecta una imagen de estabilidad. Esto no solo beneficia a la comunidad educativa, sino también al clima social y económico en general.
Se priorizó el interés superior: la educación pública
Al final del día, la mayor ganadora fue la educación. Que el gobierno haya puesto como prioridad el bienestar del estudiantado, sin desatender las demandas docentes, representa un equilibrio inteligente y responsable.
En conclusión, estas negociaciones muestran que sí es posible entenderse con la CNTE sin caer en la violencia ni la descalificación. Yucatán demostró que, con voluntad política, respeto mutuo y enfoque en soluciones, se pueden construir acuerdos duraderos para el bien común.