La inconsciencia de muchos motociclistas y la falta de acción de los ayuntamientos municipales están convirtiendo a las calles del interior del estado en escenarios de riesgo constante. Cada día, es más común ver a menores de edad conduciendo motocicletas a altas velocidades, sin precaución y, en la mayoría de los casos, sin portar casco ni contar con ningún tipo de documentación del vehículo.
A pesar de que la ley es clara en cuanto a la edad mínima y los requisitos para conducir, las autoridades municipales suelen ser omisas ante estas prácticas, tolerando la circulación de jóvenes y adolescentes que ponen en peligro su vida y la de los demás. Muchos padres de familia también son cómplices de esta irresponsabilidad, al permitir que sus hijos manejen sin experiencia ni medidas básicas de seguridad.
Las consecuencias de esta falta de control y conciencia son evidentes: los accidentes de motocicleta se han vuelto cada vez más frecuentes, dejando lesionados graves y, en algunos casos, víctimas mortales. Sin embargo, las acciones preventivas solo llegan después de las tragedias, cuando ya es demasiado tarde.
Conducir una motocicleta sin experiencia, sin casco y a alta velocidad no solo es una imprudencia, sino una decisión que puede costar la vida. Es urgente que los ayuntamientos del interior del estado refuercen la vigilancia vial, apliquen sanciones y promuevan la educación preventiva, mientras que los padres de familia deben asumir su responsabilidad y evitar que menores tomen el volante de una moto.
La seguridad vial no debe esperar a una tragedia para volverse prioridad.
